30 agosto 2008

Carmina Burana ( Cantos de goliardo)

Os transcribo unos párrafos del prólogo de este libro, escrito por Rodolfo Vargas Rubio, no en el orden en que están escritos, sino en el que me ha parecido más esclarecedor para esta entrada dedicada a los Cantos de Goliardos.
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Carmina Burana es una recopilación de estos cantos, hecha con bastante probabilidad en la corte del obispo de Seckau, en Austria, y tomó el nombre del monasterio benedictino de Beuren, en Baviera, donde se había conservado el manuscrito de esta auténtica summa poética, hasta 1806, año de la secularización de los antiguos estados del Sacro Imperio.
[...] Los Carmina Burana son el fruto y el testimonio de una época de especial efervescencia [...]
Quién no tenga en cuenta esto se sorprenderá seguramente de la siguiente afirmación: en el siglo XII comienza la evolución hacia el mundo moderno.
[...] Durante siglos a partir de la ruina de la Roma imperial, la cultura se había refugiado en los monasterios, convirtiéndose en patrimonio del clero regular, especialmente de la prolífica orden benedictina y sus diferentes ramas (cluniacenses y cistercienses, entre otros). Ahora, con el nuevo desarrollo urbano, la protección del poder real y bajo los auspicio de los obispos (que no miraban con excesiva simpatía a los monjes), se elevaba una cultura alternativa, que ya no era monástica sino secular.
[...] No hay mejor personificación del enfrentamiento entre la cultura monástica y la secular que el de San Bernardo de Claraval y Pedro Abelardo, el gran maestro de la razón, que ha pasado a la vez a la Historia (como filósofo) y a la leyenda (por su atormentado amor por Eloísa). Ambos se vieron las caras en el famoso concilio de Sens (1140), que, si bien condenó varias tesis de Abelardo, no pudo evitar que éste fuera considerado una de las grandes lumbreras del pensamiento de todos los tiempos. Resulta interesante y revelador considerar la estrategia empleada por San Bernardo para desacreditar a Abelardo. En una época simbólica por excelencia, designa a su adversario como "Goliat", siendo ésta una personificación del mismo demonio. Aquí hay que buscar el origen de los célebres goliardos, a los que se atribuye la paternidad de los Carmina.
¿Quienes eran estos personajes? Los caminos de Europa habían sido recorridos hasta entonces sólo por peregrinos y guerreros. Ahora eran también rutas de estudiantes [...] En el contexto de la época, la mejor manera de de gozar de una cierta libertad era incorporarse al clero. No era necesario ser ordenado sacerdote; bastaba con recibir la tonsura para ingresar en el estamento eclesiástico. Los más de estos clérigos -la mayoría de los cuales no tenía vocación - vivían a salto de mata y llevaban una vida francamente desdicente de su estado. Paradójicamente, y tal vez por el recurso psicológico de justificarse echando la culpa al sistema, se convirtieron en acerbos críticos de los pecados de los eclesiásticos. [...] Se les llamó goliardos por su género de vida, propia de almas extraviadas por el demonio, del que se habían vuelto imágenes por el pecado.
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Y ahora, un fragmento del, quizás, más conocido de los Carmina Burana, en su traducción al castellano.
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1
Oh Fortuna
cual la luna
variable de estado,
siempre creces
o decreces:
la vida execrable
ahora embota,
ahora mejora,
como en broma, la agudeza
de la mente,
y la pobreza
y el poderío
cual hielo funden.
2
Suerte salvaje
y vana,
rueda que gira,
condición mala,
salud inútil,
siempre en peligro,
oscura
y velada,
ahora te vuelves también contra mí,
cuando por tus gracias
malvadas llevo
desnudas las espaldas.
3
La suerte contraria
me es ahora
en salud y virtud.
Ganancias
y pérdidas
no están en mi mano.
¡En este punto,
sin demora,
tañed todos las cuerdas:
ya que la suerte
derriba a un valiente,
plañid conmigo!
...........
Comentario: Habría muchísimo más que decir, pero ya es muy largo el post :)
La música que suena es, cómo no, el fragmento "¡Oh, Fortuna!" de la obra escrita por Carl Orff en 1936, interpretada por la Federación Coral de Madrid y dirigida por R. Steubing.

09 agosto 2008

Holgazaneando, pero menos...

Sí, estoy holgazana, que le vamos a hacer :)
A pesar de ello, estoy poniendo al día la web de Poetas; primero porque le hacía mucha falta una renovación y segundo porque para hacerlo tengo que leer y practicar un poco con los programas de imágenes antes de que se me olvide como funcionan.
Para no merecer la medalla a la Más Perezosa del Verano, os traigo las dos páginas que he montado estos días. Una es el poema del post anterior y la otra forma parte de un terrible poemario de Oscar Wilde, mucho más largo que el fragmento que os dejo, escrito mientras duró su encierro en la prisión de Reading, donde pasó dos años. No se puede decir de Wilde que fuera un modelo de virtudes, pero sin duda el motivo de su encierro no fue tanto su conducta como la pacata e hipócrita moral victoriana.
Os dejo también un enlace sobre este irlandés excesivo y genial.
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Y vuelvo, vuelvo.
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