27 mayo 2008

Publio Ovidio Nason

El Arte de Amar
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En el Circo
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Y no pierdas de vista la carrera de caballos prestigiosos: el Circo, que da cabida a tanta gente, ofrece muchas ventajas. No hay necesidad de hacer signos con los dedos para transmitir recados ni tienes que mover la cabeza para dar a entender que has recibido un mensaje. Siéntate al lado de tu dueña, si nadie te lo impide; acerca tu costado al suyo todo lo que puedas, sin miedo, puesto que, aunque tú no quieras, la estrechez de los asientos obliga a juntarse y por imposición del lugar has de rozar a la joven. Entonces busca la ocasión para empezar una charla amistosa y sean palabras triviales las que den comienzo a la conversación. Trata de preguntarle con mucho interés de quién son los caballos que se acercan, e inmeditamente apoya al auriga que apoye ella, cualquiera que sea. Y cuando aparezca la nutrida procesión con las imágenes en marfil de los dioses celestiales, aplaude con mano calurosa a la soberana Venus; y, como suele suceder, si algo de polvo cayera por casualidad en el regazo de la joven, sacúdeselo con los dedos, y aunque no haya polvo ninguno, sacúdeselo de todas formas, como si lo hubiera: cualquier cosa te puede servir para mostrar tu amabilidad; si el manto le cuelga y le arrastra por tierra, recógeselo y álzalo deprisa del inmundo suelo; después de lo cual y en premio por tu amable gesto, tendrás la suerte de contemplar, sin que se oponga a ello la joven, sus piernas con tus propios ojos.
Aparte de eso, mira hacia atrás, no vaya a ser que el que está sentado detrás de vosotros, quienquiera que sea, empuje y apoye sus rodillas en la delicada espalda de ella. Los pequeños detalles cautivan a los espíritus sensibles: a muchos les ha sido útil mullir el cojín con mano habilidosa; les fue también provechoso agitar una tablilla para darle un poco de aire y poner un hueco escabel debajo de su tierno pie. Estas son las ocasiones que para conseguir un nuevo amor te brindará el Circo, asi como el foro bullicioso en el que se esparce la funesta arena. En esa arena ha luchado más de una vez el hijo de Venus, y aquel que contemplaba las heridas fue herido a su vez; mientras hablaba, tocaba su mano, le pedía un programa y deseaba que venciera uno de los dos luchadores -aquel por el que había apostado- lanzó un gemido al sentirse vulnerado, víctima de una alada saeta, y él mismo fue parte del espectáculo que estaba contemplando.
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Comentario: Es solo el principio del recorrido que hace Ovidio por la Ars Amatoria. Todo un tratado, minuciosamente estudiado y escrito. Enseña por igual a hombres y mujeres como actuar para conquistar, conseguir, retener, y también engañar, a la persona objeto de nuestro deseo y/o amor.
Para su desgracia, coincidió en el tiempo con Augusto, que se había propuesto erradicar la vida licenciosa en que se había instalado la nobleza de Roma. Un libro que enseñara los entresijos y argucias sexuales no sería, precisamente, lo que más agradara al Emperador. Aunque el origen nobilísimo de Ovidio le evitó la deportatio, fue condenado a la relegatio que no comportaba la pérdida de la ciudadanía romana ni de sus bienes. Ni Augusto ni su sucesor, Tiberio le perdonaron jamás y Ovidio no pudo volver a su amada Roma.
El autor: Nació en Sulmona, en la Italia central, no muy lejos de Roma, en el año 43 a.C. Era un tiempo singularmente convulso políticamente; es el momento del final irrevocable de la República Romana que es aplastada por el triunvirato constituído por Marco Antonio, Octavio y Lépido. De su fracaso nacería otra etapa; la de Augusto, que volvería a instalar la realeza. Ovidio dejó de lado aquellas profesiones para las que le habían preparado, la política y el derecho, en favor de la literatura que no le obligaba a someterse a la voluntad asimiladora del prepotente Augusto. Le costó caro, pero no antes de haber publicado algunas grandes obras: Fastos, Metamorfosis, Heroidas, Tristia y Pontica, Ars Amatoria y Amores, entre otras. Como ya he dicho, fue desterrado a Tomis, donde murió, lejos de toda su familia, el año 17 d.C.

09 mayo 2008

José Antonio Marina

La Selva del Lenguaje
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Páginas 63 y 64
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Caeré en la tentación de contarles algunas historias de palabras, para aliviar la andadura. Los deslizamientos, ya lo he dicho, son a veces externos, casuales, y otras en cambio pertenecen al propio desarrollo del análisis del objeto designado. Un caso de evolución externa lo proporciona la historia de la palabra francesa "timbre", que en la actualidad significa "sello de correos" pero que originariamente significaba "tripa". Es difícil adivinar los vericuetos que condujeron a la palabra de las manos del charcutero a las del cartero.
El caso es que las tripas pasaron a emplearse en los tambores, de donde salió "tímpano", como membrana sonora (también témpano). Los tambores se representaban en los escudos nobiliarios y "timbre" pasó a ser un término heráldico. Cuando el escudo figuró en los sellos conque se autentificaban los documentos pasó a significar "sello" (todavía en castellano se habla de "papel timbrado"), y cuando se estableció Correos, las estampillas heredaron la función que tenían los antiguos sellos nobiliarios.
Un caso distinto lo proporciona la palabra "melancolía", en cuya historia hay un cambio en el contenido, es decir, un deslizamiento interno. Etimológicamente designa la locura furiosa provocada por la bilis negra (melanós jolé), de la que habla el Corpus hipocrático. Se mantuvo así durante muchos siglos hasta que en el barroco la melancolía se puso de moda, deja de usarse como término médico y se convierte en una tristeza elegante. Con el romanticismo pasa a ser un dulce malestar. "Melancolía es la dicha de ser desdichado", escribió Víctor Hugo. Paralelamente aparece la palabra " spleen", que significa una tristeza dandy y poco trágica, y tiene también orígenes médicos. Procede de "esplenós" que significa "bazo".
A veces se toma una parte del significado como si fuera el todo, con lo que se producen divertidas contradicciones. En este momento se usa en castellano la expresión "en lo más álgido de la discusión", queriendo designar la situación más acalorada. Sin embargo, "álgido" significa "el momento más frío".
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En Mexico, de tanto repetir "una cerveza fría", se ha simplificado a "déme una fría". Es decir, "fría" se ha convertido en sinónimo de cerveza, con lo que los bebedores que la prefieran del tiempo tienen que pedir "una fría del tiempo" o "una fría que no esté muy fría". El lenguaje no deja de producir sorpresas.
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Comentario: Este es uno de los libros que más me gustan de Marina. Se extiende sobre el lenguaje, sobre nuestro idilio con las palabras y sobre el porqué de nuestros soliloquios. El hombre es palabra, más que ninguna otra cosa y es importante aprender sobre ellas. El recorrido del libro es largo, con terminales para la medicina, la psicología, la comunicación, la comprensión y el habla creadora, entre otras cosas.
Para los que amamos las palabras, altamente recomendable :)