Mi nombre es Aram
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La historia del caballo blanco. Fragmento 1
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Un día, en aquellos buenos tiempos en que yo tenía nueve años y el mundo estaba lleno para mí de toda suerte de maravillas, y la vida era todavía un delicioso y misterioso sueño, mi primo Murad, a quien todos menos yo tenían por loco, vino a las cuatro de la mañana y me despertó con unos golpes en la ventana de mi cuarto.
--Aram - dijo.
Yo salté de la cama y miré afuera, por la ventana. Y no podía creer lo que veía.
Aún no había amanecido, pero como era verano y no faltaba mucho para que el sol apareciera en aquel rincón del mundo, se veía lo bastante para darme cuenta de que no se trataba de un sueño.
Mi primo Murad venía montado en un hermoso caballo blanco.
Yo saqué la cabeza por la ventana y me froté los ojos.
--Sí - me dijo en armenio -. Es un caballo. No es que estés soñando. Date prisa si quieres montar.
Yo sabía bien que mi primo Murad era de los que gozan simplemente con estar vivos más que cualquiera de esos que vienen al mundo por equivocación, pero esto, desde luego, superaba a lo que podían creer mis ojos.
Lo primero de todo era que mis más remotos recuerdos eran recuerdos de caballos, y mi anhelo mayor, el montar a caballo.
Esta era la parte maravillosa.
La segunda razón es que nosotros éramos pobres. Por esta segunda razón es por lo que yo no podía creer lo que estaba viendo.
Éramos pobres. No teniamos dinero. Toda nuestra tribu vivía en la miseria. Cada una de las ramas de la familia Garoglanián vivía en la más asombrosa y más cómica miseria del mundo. Nadie podía comprender de dónde sacábamos el dinero indispensable para llenarnos el estómago, ni siquiera poder llenarles el estómago a los viejos. Lo más asombroso de todo es que éramos honrados. Toda la familia había sido famosa por su honradez a lo largo, más o menos, de once siglos, aun en el tiempo en que solíamos ser los más ricos, de lo que entonces nos parecía el mundo. Éramos, primero orgullosos, luego honrados y creíamos, además, en el mal. Ninguno de nosotros sería capaz de aprovecharse de nadie en el mundo, aunque no fuera más que robándole.
Por todo esto, aunque mis ojos estaban viendo aquel caballo, tan estupendo; aun cuando mis narices aspiraban su olor, tan agradable; aunque mis orejas oían su excitante resuello, yo no podía creer que este caballo tuviera que ver nada con mi primo Murad, ni conmigo ni con cualquiera otro de los miembros de nuestra familia; no lo podía creer ni en sueños ni despierto, porque yo sabía muy bien que mi primo Murad no podía haber comprado el caballo, y de no ser comprado, tenía que ser robado, entonces, y yo me resistía a creer que lo hubiera robado.
Ningún miembro de la familia Garoglanián podía ser ladrón.
De modo que miraba a mi primo y luego al caballo. Había en el uno y en el otro como un devoto aplomo y una comicidad que por un lado me hacía gracia, pero por otro me asustaba.
--Murad -le dije -, ¿dónde has robado este caballo?
--Salta por la ventana - me respondió él- si quieres montar.
Era verdad, entonces. Había robado el caballo. No cabía discusión sobre esto. Y luego había venido a invitarme si quería montar yo también, o no; eso ya era cuenta mía.
Bueno, de todos modos me parecía que eso de robar un caballo para dar en él una carrera no era lo mismo que robarlo para otra cosa, por ejemplo, para sacar dinero. A mi modo de ver, a esto no podía llamársele robo. No sería robo hasta que nosotros intentásemos vender la silla, cosa que no íbamos a hacer, desde luego.
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Comentario: El genocidio que los turcos cometieron contra los armenios entre 1915 y 1917, es el segundo más estudiado y reprobado, después del holocausto del pueblo judio. Aunque no recibe las mismas consideraciones, ni lo han reconocido tantos países. Como casi siempre, la religión fue la principal causa, ya que los armenios son cristianos, a diferencia de los otomanos, musulmanes. La brutal persecución, provocó el exilio de muchas familias armenias, entre las que se encontraba la de Willian Saroyan, que ya nació en los Estados Unidos. Como curiosidad; Gregory Peck y Charles Aznavour, eran de la misma procedencia. Saroyan, del que os dejo un poco más de información desde la Wiki, fue un magnífico escritor con una visión del mundo que tienen también otros hijos o nietos de emigrantes forzosos, como McCourt y Hosseini. Viven en un mundo nuevo pero con toda la carga de sus viejas y ricas tradiciones. "La historia del caballo blanco" es sólo una parte corta de la novela y os lo voy a transcribir entero, en dos o tres entregas. Etiqueta separada para que lo encontréis fácil.
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Y un poco de historia sobre el genocidio armenio, por si os interesa.
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