31 marzo 2008

Próspero Mérimée

La Perla de Toledo
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Cuento completo
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¿Quién me dirá si el Sol es más bello en el amanecer que en el ocaso? ¿Quién me dirá del olivo y el almendro cuál es el más bello árbol? ¿Quién me dirá entre el valenciano y el andaluz cuál es el más bravo? ¿Quién me dirá cuál es la más bella de las mujeres?
-Yo le diré cuál es la más bella de las mujeres: es Aurora de Vargas, la Perla de Toledo.
El Negro Tuzani ha pedido su lanza, ha pedido su escudo: su lanza la coge con la mano derecha; su escudo pende de su codo. Desciende a su caballeriza y considera a sus cuarenta caballos, uno detrás de otro.
Dice:-Berja es la yegua más vigorosa: sobre su larga grupa traeré a la Perla de Toledo o, por Alá, Córdoba no volverá a verme jamás.Parte, cabalga, llega a Toledo, y encuentra a un anciano cerca de Zacatín.
-Anciano de la barba blanca, lleva esta carta a don Guttiere, a don Guttiere de Saldaña. Si es hombre vendrá a combatir contra mí cerca de la fuente de Almami. La Perla de Toledo debe pertenecer a uno de nosotros.
Y el anciano ha tomado la carta, la ha tomado y la ha llevado al Conde de Saldaña cuando jugaba al ajedrez con la Perla de Toledo. El Conde ha leído la carta, ha leído el desafío, y con su mano ha golpeado la mesa tan fuerte que todas las piezas se han tumbado.
Y se levanta y pide su lanza y su buen caballo; y la Perla también se ha levantado toda temblorosa, pues ha comprendido que él iba a un duelo.
-Señor Guttiere, don Guttiere Saldaña, quédese, se lo ruego, y juegue otra vez conmigo.
-No jugaré más al ajedrez; quiero jugar el juego de las lanzas en la fuente de Almami.
Y los lloros de Aurora no pudieron pararlo, pues nada detiene a un caballero que acude a un duelo. Entonces la Perla de Toledo toma su manto, monta sobre su mula y se dirige a la fuente de Almami.
Alrededor de la fuente la hierba está roja. Roja también está el agua de la fuente; pero no es ni una pizca de sangre de un cristiano la que enrojece la hierba, la que enrojece el agua de la fuente. El Negro Tuzani está acostado sobre su espalda: la lanza de don Guttiere se ha quebrado en su pecho: toda su sangre se pierde poco a poco. Su yegua Berja lo mira llorando, pues ella no puede curar la herida de su amo.
La Perla desciende de su mula y, compasiva, se acerca al negro Tuzani:
-Caballero, tenga buen ánimo: vivirá todavía para casarse con una bella mora, mi mano sabe curar las heridas que hace mi caballero.
-¡Oh perla tan blanca, oh perla tan bella! Arranca de mi seno este trozo de lanza que lo desgarra; el frío del acero me hiela.
Ella se ha acercado sin desconfianza; pero él ha reanimado sus fuerzas, y con el filo de su cimitarra marca ese rostro tan bello.
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Comentario: Muy breve, este cuento posee todos los elementos que necesitamos para entender la tragedia y los caracteres de sus personajes. Mérimée se adelantó a su tiempo. Y mucho. Recordamos de este escritor que es el autor del libreto de la ópera Carmen y apenas nada más, pero fue un hombre cultísimo que logró escribir una ingente obra que abarca casi todos los géneros. Toda su vida fue un enamorado de España y lo dejó plasmado en negro sobre blanco en múltiples ocasiones. Arriba, en el título, hay un vínculo a la Wikipedia para que le conozcáis un poco más, en el caso de que no sepáis mucho de él, o que os apetezca saberlo.

27 marzo 2008

Anne Tyler

Propios y Extraños
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Capítulo I
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A las ocho de la noche el aeropuerto de Baltimore estaba casi desierto. Los anchos y grises pasillos estaban vacíos, los quioscos estaban a oscuras y las cafeterías, cerradas. La mayoría de las puertas de embarque no tenía más vuelos programados; las pantallas de información estaban apagadas, y las hileras de sillas de plástico, desocupadas, ofrecían un aspecto fantasmal.
Pero se oía un lejano zumbido, un murmullo nervioso, al fondo de la sala de embarque D. Una niña, sobreexcitada, jugaba a girar sobre sí misma hasta marearse en medio del pasillo, y entonces apareció un adulto que la levantó en brazos y se la llevó- la niña no paraba de reír y retorcerse- a la zona de descanso. Y una mujer con un vestido amarillo, que al parecer llegaba tarde, corrió hacia la puerta de embarque con un ramo de rosas en los brazos.
Si te acercabas un poco más y doblabas la esquina que formaba el pasillo, te encontrabas ante lo que parecía ser una gigantesca fiesta con motivo del nacimiento de un niño. Toda la zona de descanso del vuelo procedente de San Francisco estaba abarrotado de gente que llevaba regalos envueltos con papel rosa o azul, o que sujetaba racimos de globos plateados con inscripciones que rezaban ¡ES UNA NIÑA! y de los que colgaban espirales de cinta rosa.
Un hombre agarraba el asa de mimbre de un moisés, y una mujer montaba guardia junto a una sillita de paseo con tantos adornos metálicos y tan llena de palancas que parecía capaz de participar en la carrera de Indinapólis. Al menos media docena de personas empuñaba cámaras de video, y otras muchas llevaban cámaras fotográficas colgadas al cuello. Una mujer hablaba con los labios pegados a una grabadora, con tono apremiante y confidencial. El hombre que estaba a su lado cargaba con un asiento infantil de coche tapizado de velvetón.
MAMÁ, rezaba la chapa que llevaba la mujer en la solapa, una de esas chapas plastificadas como las que se ven en los años de elecciones. Y la del hombre rezaba PAPÁ.
[...]
Y no sólo estaban MAMÁ y PAPÁ; también estaban la ABUELA y ABUELO, repetidos; dos juegos completos.
[..]
Una pausa. Una especie de momento de concentración.
Una mujer asiática elegantemente vestida salió por la puerta con un bebé en brazos. El bebé debía de tener cinco o seis meses, y ya podía mantener la espalda erguida. Tenía las mejillas regordetas y una asombrosa mata de pelo negro y liso, cortado muy recto a la altura de las orejas y con flequillo, y llevaba un pelele rosa. "¡Oh", exclamaron todos, incluso los extraños [...]
La futura mamá extendió ambos brazos y dejó que la grabadora colgara del extremo de su correa. Pero la mujer asiática se paró en seco con un aire autoritario que la protegía de cualquier aproximación. Se irguió y preguntó:
-¿Donaldson?
-Sí, Donaldson. Somos nosotros- contestó el futuro papá con voz temblorosa. Había conseguido librarse del asiento del coche (se lo había pasado a alguien sin mirar a quién), pero seguía detrás de su mujer y tenía una mano posada en su hombro, como si necesitara apoyo.
-Felicidades -dijo la asiática-. Esta es Jin -Ho.
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Comentario: A pesar de que aquí sólo aparece una de ellas, esta es una historia de dos familias que, en el mismo día y hora, reciben en adopción a sus hijas coreanas. Mientras la familia americana que hemos visto explaya su contento y su emoción, haciendo partícipes a todos sus miembros, la otra familia, los Yazdan, son solo tres; padre, madre y abuela. Y no hacen ningún ruido. Lo que no significa que no estén igualmente deseosos de recibir a su hija. El libro pone en contraste dos formas de vida. De un lado, los Donaldson, americanos hasta la médula; de otro, los Yazdan, inmigrantes iraníes. De similar nivel cultural y económico pero con las diferencias propias de su situación logran, a pesar de las reticencias y de los múltiples choques, ser tan familia entre ellos como sus familias de sangre. Esto es un resumen que no dice apenas nada de las múltiples facetas y lecturas que tiene el libro. Sería una novela más, si no fuera por el inmenso talento conque Tyler pone ante nosotros toda una batería de situaciones que nos introducen en la complejidad de las relaciones entre personas de diferentes culturas. Aunque parezca que las raíces de cada cual, hayan quedado atrás, no es cierto y muchas veces la negación es una afirmación en nuestros principios. Y eso, auqnue ni siquiera hayamos vivido nunca en el lugar del que procedemos.
La autora: Nació en Minneapolis en 1941. Es Licenciada en Literatura. Desde la publicación de "El Turista Accidental", en 1986, que ganó el Premio de la Crítica Estadounidense su éxito no ha cesado. Dos años más tarde se alzó con el Premio Pulitzer por "Ejercicios Respiratorios". Ha escrito también "Cuando éramos mayores" y "El matrimonio amateur", entre otras muchas obras. Es miembro de la Academia Americana de las Artes y las Letras. Con todo merecimiento, a mi parecer.

20 marzo 2008

Amos Oz






Una Pantera en el Sótano

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Uno

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Muchas veces en la vida, me han llamado traidor. La primera fue a los doce años y tres meses, cuando vivía en un barrio a las afueras de Jerusalén. Fue durante las vacaciones de verano, faltaba menos de un año para que el gobierno británico se retirase del país y naciera, en medio de la guerra, el Estado de Israel.
Una mañana vimos en la pared de nuestra casa, debajo de la ventana de la cocina, escritas con unas letras gruesas y negras, unas palabras que decían: ¡Profi, boged sahfel! [Profi, vil traidor].
El término vil despertó en mí una inquietud que hasta hoy, mientras estoy sentado escribiendo esta historia, me sigue interesando: ¿puede haber un traidor que no sea vil? De no ser así ¿por qué se molestaría Chita Reznik (reconocí su letra) en añadir la palabra vil? Así que, entonces, ¿en qué casos la traición no es vil?
El mote de Profi se me quedó desde que era pequeño. Es el diminutivo de profesor, por la manía que tengo de jugar con las palabras. (Todavía em encantan las palabras: coleccionarlas, ordenarlas, mezclarlas, darles la vuelta, formarlas. Más o menos como hacen los que aman el dinero, con las monedas y los billetes, o los que aman el juego con las cartas)
Mi padre había salido a las seis y media de la mañana a comprar el periódico y se encontró con la pintada debajo de la ventana de la cocina. En el desayuno, mientras untaba mermelada de frambuesa en una rebanada de pan integral, hundió de repente el cuchillo casi hasta el mango en el fondo del bote, y con su voz pausada dijo:
-Muy bonito: Vaya sorpresa. ¿Qué ha tramado Su Excelencia para que nos honren con esta distinción?
Mi madre dijo:
-No la tomes con él desde por la mañana. Ya tiene bastante con que los niños lo incordien.
Mi padre iba vestido de color caqui, como casi todos los hombres del barrio de esa época. Tenía los ademanes y la voz de una persona que siempre tiene toda la razón. Sacó con el cuchillo una compacta masa de frambuesa del fondo del bote, cubrió uniformemente las dos mitades de la rebanada, y dijo:
-La verdad es que en nuestros días, casi todos usan el apelativo traidor con demasiada facilidad, pero ¿quién es traidor?. Ciertamente, alguien sin honor. Uno que a escondidas, por la espalda, a cambio de algún dudoso beneficio, ayuda al enemigo en contra de su pueblo. O para perjudicar a su familia y a sus amigos. Es más despreciable que un asesino. Y por favor termínate el huevo. El periódico dice que en Asia la gente se muere de hambre.
Mi madre arrastró el plato hacia ella y se comió el huevo y el resto del pan con mermelada, no por hambre sino por amor a la paz. Dijo:
-El que ama no traiciona.
Estas palabras de mi madre no iban dirigidas ni a mí ni a mi padre; a juzgar por su mirada, parecía estar refiriéndose al clavo que había encima del frigorifíco de la cocina, que no cumplía ninguna función.
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Comentario: Una de mis combinaciones preferidas en literatura; la infancia y los libros. Aunque estos últimos no forman parte, expresamente, del hilo argumental, están ahí, con una fuerte presencia. Profi, el protagonista, vive en al ambiente que precedió a la proclamación del estado de Israel. Un tiempo convulso, ideal para estimular la imaginación de un niño. Un soldado británico, interesado por la cultura israelí, le propone intercambiar lecciones de sus diferentes lenguas. En la cabeza del niño se dispara la posibilidad de conseguir información del enemigo durante ese intercambio. Naturalmente, no es eso lo que se consigue y en cambio, sus amigos creen que está traicionando a su país. Grandes palabras para grandes imaginaciones :)
Una novela preciosa y tierna, que tiene la virtud añadida de no entrar en polémicas políticas.
El autor: Nacido Amos Klausner, en Jerusalén, 1939. Ahora mismo, está considerado el mejor prosista en lengua hebrea moderna. Cursó estudios en la universidad de Jerusalén y en Oxford, Inglaterra.
Participó en las guerra de los Seis Días y Yom Kipur, y sigue siendo oficial del ejército, además de miembro de la Academia Hebrea y cofundador del Movimiento Paz Ahora, fundado en los años 70.
Mereció el Premio Píncipe de Asturias en el año 2007.

16 marzo 2008

Alfred Bosch

El Atlas furtivo
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Jafudá
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Cuentan las malas lenguas que mi nacimiento llegó rodeado de malos augurios y sucesos prodigiosos. Por razones obvias, soy incapaz de recordar lo que sucedió. Las crónicas escritas de aquel año glosan únicamente, como es natural, las gestas de los grandes monarcas: el alumbramiento de un triste vasallo, por interesante que fuera, no merece una palabra. Lo que puedo contar lo sé por boca de mis padres y de las habladurías populares. Y si bien de la memoria familiar me puedo fiar, tanto como guiarme puedo por los recuerdos de cualquier mortal honesto, no puedo dar crédito, ni remotamente, a las fantasías del vecindario.
Sí puedo afirmar sin temor a equivocarme, porque es algo de todos conocido, que nacer judío en Ciudad de Mallorca, el año cristiano de mil trescientos sesenta, no era ningún privilegio. Los aires enrarecidos del momento no acompañaban. La protección de reyes y nobles a los judíos empezaba a flaquear ante las prédicas de algunos frailes y la simpleza de los gentiles, sobre todo del pueblo llano. Bien es verdad que nuestro Rey había prometido seguridad a las juderías del reino. Sin embargo, algunos años antes de que yo naciera, llegó el hambre, que se cobró muchas vidas, y a continuación la gran peste. En la Península, los pueblos perdieron a la mitad de sus pobladores. Los cuerpos eran lanzados a los ríos o yacían por los caminos. Los carros llenos de muertos a rebosar, enfilaban día y noche el camino de las fosas comunes.
Por algún motivo, a la gente de la Judería se la convirtió en culpable de tanta penuria. Hasta aquella época, mis antepasados habían soportado burlas y desprecios. Pero, a partir de la muerte negra, empezaron a ser maltratados y perseguidos sin medida. Se rumoreaba que los rabinos habían envenenado los pozos para contaminar a los gentiles. Ayudados por los leprosos, recogían las escamas de los bubones y embadurnaban los muros y las puertas de los cristianos. Los hijos de Israel, culpados de la muerte de Jesucristo, eran acusados de servir a Satanás y de cometer crímenes rituales como crucificar a los recién nacidos. Los payeses, furiosos, aseguraban que los judíos escondían un rabo, sudaban sangre y desprendían el hedor de los ajos con que habían restregado el cadáver de Jesús.
En Francia, Inglaterra, Bohemia y Germania, los reyes habían abandonado a su suerte a los judíos. Sus barrios se habían vaciado y las familias huyeron hacia la Berbería o nuestras costas. El desastre se acercaba. no cabía duda. Sin embargo, en Mallorca, todo lo que ocurría más allá de la Dragonera parecía una fantasía de otro mundo. Mis mayores creían que, uan vez pasada la peste, volverían los años de bonanza y grandes aventuras: nuestra tierra sería de nuevo la de siempre. Mientras aguardaban, los Maestros de la Ley se entretenían con alambicados juicios sobre la Cábala y recitados dela Torá.
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Comentario: Por esta novela, Alfred Bosch, recibió el premio Sant Jordi, en 1998. Y luego ha ganado otros, como el "Prudenci Bertrana" y el "Ramón Llull". Y sin embargo, hay que encargar sus obras si deseas leerlas. No es nada fácil encontrarlas acercándose a los estantes de las librerías. Resulta contradictorio que, en el momento actual de auge "a los cielos" de las novelas de tema histórico, las mejor escritas, las mejor documentadas, las que mejor y más profundamente te introducen en los sucesos reales en que se desarrolla la ficción que presentan, sean las que no le "suenan" a casi nadie. Incluir unas cuantas fechas o nombres archiconocidos en un texto, no basta para dar solidez a unas circunstancias dentro de una época, y mucho menos sirven para dar credibilidad a las situaciones que viven los personajes. La Historia parece, en muchos casos, estar "descolgada" del argumento. O al revés; como queráis. Aprecio mucho los trabajos como este en que historia y ficción quedan tan perfectamente imbricados, que no podrías quitar una página sin que el libro perdiera su cohesión. Opinión personal, claro.
El autor: Mejor que yo:http://es.wikipedia.org/wiki/Alfred_Bosch, aunque podéis encontar más información con una búsqueda en catalán. No lo leemos pero hablamos de él en la red.
Algo es algo :)

10 marzo 2008

Santiago Roncagliolo

Abril Rojo
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Jueves 9 de marzo
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Con fecha miércoles 8 de marzo de 2000, en circunstancias en que transitaba por las inmediaciones de su domicilio en la localidad de Quinua, Justino Mayta Carazo (31) encontró un cadáver.
Según ha manifestado ante las autoridades competentes, el declarante llevaba tres días en el carnaval del referido asentamiento, donde había participado en el baile del pueblo. Debido a esa contingencia, afirma no recordar dónde se hallaba la noche anterior ni ninguna de las dos precedentes, en las que refirió haber libado gran cantidad de bebidas espirituosas. Esa versión no ha podido ser ratificada por ninguno de los 1.576 vecinos del pueblo, que dan fe de haberse encontrado asimismo en el referido estado etílico durante las anteriores 72 horas con ocasión de dicha festividad.
Durante el amanecer del 8, el susodicho Justino Mayta Carazo (31) declara haberse apersonado a la plaza del pueblo conjuntamente con Manuelcha Pachas Ispijuy (28) y Deolindo Páucar Quispe (32), quienes no lo han podido corroborar. A continuación, según manifiesta el declarante, tomó conciencia de sus obligaciones laborales para con la bodega Mi Perú en la que cumple funciones de vendedor. Se levantó y se dirigió al citado emplazamiento, con el inconveniente de que a la mitad del camino fue víctima de un repentino ataque de agotamiento y decidió volver a su domicilio a gozar de un merecido reposo.
Antes de llegar a su puerta, el ataque se agravó, ingresando el susodicho en el domicilio de su vecino Nemesio Limanta Huamán (41) para descansar antes de retomar los quince metros faltantes hasta la puerta de su domicilio. Según afirma, al ingresar al inmueble, no notó nada sospechoso ni encontró a nadies y se dirigió a través del patio directamente al pajar, donde se recostó. Manifiesta haber pasado ahí las siguientes seis horas solo. Nemesio Limanta Huamán (41) ha refutado su versión afirmando que a las doce horas sorprendió abandonando el pajar a la joven Teófila Centeno de Púcar (23), esposa de Deolindo Páucar Quispe (32) y dotada, según testigos, de unas considerables postrimerías y un apetito carnal muy despierto, lo cual ha sido prácticamente desmentido tanto por su cónyuge como por el susodicho Justino Mayta Carazo (31).
Una hora después, a las trece horas, en circunstancias en que estiraba los brazos para despertarse, el declarante manifiesta haber tocado un cuerpo áspero y rígido oculto a medias entre la paja. En la creencia de que podría tratarse de una caja de dinero oculta propiedad del propietario del inmueble, el declarante decidió proceder a su exhumación. la Fiscalía Districtal Adjunta ha procedido a amonestar al declarante por sus manifiestas malas intenciones, a lo que Justino Mayta Carazo (31) ha respondido con muestras de genuino arrepentimiento declarando que procedería a confesarse con el sacerdote Julián González Casquignan (65), párroco de la citada localidad.
Aproximadamente a las trece horas con diez minutos, el susodicho declarante consideró que el objeto era demasiado grande para constituir una caja, asemejando más bien un tronco quemado. negro y pegajoso. Procedió a retirar las últimas briznas de paja que lo cubrían, encontrando una superficie irregular perforada por diversos agujeros. Descubrió, según refiere, que uno de esos agujeros constituía una boca llena de dientes negros, y que en la prolongación del cuerpo quedaban aún retazos de la tela de una camisa, igualmente calcinada y confundida con la piel y las cenizas de un cuerpo deformado por el fuego.
Aproximadamente a las trece horas con quince minutos, los gritos de terror de Justino Mayta Carazo (31) despertaron a los otros 1.575 vecinos de la localidad.
Y para que así conste en acta, lo firma a 9 de marzo de 2000, en la provincia de Huamanga.
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Félix Chalcatana Saldívar
Fiscal Districtal Adjunto
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Mi comentario: Me reí mucho con este comienzo, aunque ya sabía que el libro era trágico. Tomado, en parte, de hechos y documentos judiciales auténticos, el argumento nos pasea por una serie de situaciones tan delirantes, que llevan al límite la inmensa inocencia de su protagonista. Un hombre que, según el autor "nunca ha hecho nada malo, nunca ha hecho nada bueno, nunca ha hecho nada que no estuviese claramente estipulado en los reglamentos de su institución", y que se ve atrapado sin remedio; enfrentado al terror y al desconcierto, en medio de una tierra arrasada por la violencia de unos y otros.
Un personaje de antología este fiscal de Roncagliolo.
El autor: Nació en Lima en 1975. Con esta novela consiguió el Premio Alfaguara en 2006. Es guionista, dramaturgo, autor de libros infantiles y colabora en varios periódicos de América Latina y España, además de mantener un blog muy conocido. Alguna cosa más:

03 marzo 2008

Markus Zusak

La Ladrona de Libros
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Fragmentos de las páginas 136 y 137
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-Jesús, María...
Lo dijo en voz alta, las palabras se derramaron por la habitación llena de libros y frío. ¡Libros por todas partes! No había pared que no estuviera forrada de abarrotadas e impecables estanterías. Apenas se veía la pintura. Las letras impresas en los lomos de los libros negros, rojos, grises, de cualquier color, eran de todos los tamaños y estilos imaginables. Era una de las cosas más bellas que Liesel Meminger había visto nunca.
Sonrió, maravillada.
¡Cómo podía existir una habitación así!
De hecho, cuando intentó borrar la sonrisa de su cara con la manga, enseguida se dio cuenta de que era inútil. Notó los ojos de la mujer sobre su cuerpo. Cuando se volvió hacia ella, se habían detenido a descansar en su rostro.
Reinaba un silencio más profundo del que creía posible, un silencio que se extendía como una goma elástica que ansiaba romperse. La niña la rompió.
-¿Puedo?
La palabra esperó, rodeada de un espacio inmenso de madera. Los libros estaban a kilómetros de distancia.
La mujer asintió.
-Claro que puedes.
Poco a poco, la estancia empezó a encogerse hasta que la ladrona de libros pudo tocar las estanterías, a unos pocos pasos de ella. Pasó la palma de la mano por la primera, atenta al rumor de las yemas de los dedos deslizándose sobre la columna vertebral de los libros. Sonaba como un instrumento o como las notas de unos pies a la carrera. Utilizó ambas manos. Recorrieron una estantería tras otra. Y rió. La voz resonó en su garganta, y cuando al fin se detuvo en medio de la habitación, pasó varios minutos dirigiendo la mirada de las estanterías a sus dedos y de estos a las estanterías.
¿Cuántos libros había tocado?
¿Cuántos había sentido?
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Comentario personal. Me dijeron, y había leído alguna crítica en el mismo sentido, que era una pesadez de libro; le di una ojeada por curiosidad y salí como una exhalación a comprarlo. Y menos mal que lo encontré a la primera :)
Teniendo en cuenta el panorama actual de publicaciones en el apartado de novela, y comparada con éxitos tan apabullantes como el de "La Catedral del Mar", por ejemplo, no veo razón alguna para desmerecerla. Seguramente no es una obra para la inmortalidad, pero sus más de quinientas páginas, se leen sin que se rompa el ritmo narrativo y sin que lo trágico de la situación se convierta en un folletín lacrimógeno lleno de situaciones forzadas.
Otra vez, como en el cuento de Clarice Lispector que ya dejé aquí, la fascinación que ejercen los libros, el hecho de tenerlos entre las manos, acariciarlos, demorarse entre sus páginas, desearlos como si se tratara del oro del Perú, el ansia por desentrañar los misterios que se esconden en las palabras que contienen, consigue que la vida tenga un objetivo, más allá de las miserias, físicas o morales, que les toca vivir a los personajes.
O que nos toca vivir, porque también nosotros somos, o podríamos ser, exactamente igual. Aferrados a la palabra impresa como a un clavo ardiendo.