Firmin
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Fragmento del capítulo 1
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Siempre imaginé que la crónica de mi vida, si acaso alguna vez llegaba a escribirla, tendría una primera frase excelente: algo lírico: como "Lolita , luz de mi vida, fuego de mis entrañas", de Nabokov; y, si no me salía nada lírico, algo arrollador, como "Todas las familias felices se asemejan, pero cada familia desdichada es desdichada a su manera", de León Tolstói. La gente recuerda estas palabras incluso cuando ya ha olvidado todo lo demás que hay en el libro. En lo tocante a frases de apertura, la mejor, a mi modo de ver, es el comienzo de El buen soldado, de Ford Madox Ford: "Este es el relato más triste que nunca he oído". Docenas de veces lo habré leído, y sigue dejándome patidifuso. Ford Madox Ford era uno de los Grandes.
En toda una vida de esfuerzos por escribir, con nada he luchado más varonilmente -sí, esa es la palabra -que con las aperturas. Siempre me ha parecido que si esa parte salía bien el resto seguiría de modo automático. Concebía la primera frase como una especie de útero semántico repleto de atareados embriones de páginas sin escribir, resplandecientes pepitas de ingenio, ansiosas de nacer. De ese gran recipiente fluiría, por así decirlo, el relato completo. ¡Qué desilusión! Ocurrió exactamente lo contrario. Y no es porque escaseen las buenas frases de arranque. Deléitese usted en ésta, por ejemplo: "Cuando sonó el teléfono, a las tres de la madrugada, Morris Monk supo antes de levantar el aparato que la llamada era de una dama, y algo más: que decir damas es decir problemas" O ésta: "Poco antes de que lo descuartizaran los sádicos soldados de Gamel, el coronel Benchley tuvo un vislumbre de la blanca casita de campo del Shropshire, con la señora Benchley a la puerta y los niños" O ésta: "París, Londres, Djbuti, todo le parecía irreal ahora, sentado entre las ruinas de otra cena más de Acción de Gracias, con su madre, su padre y el idiota de Charles" ¿Quién puede permanecer insensible ante unas frases así? Tan preñadas están de significado, tan, oso decirlo, tan a punto de reventar de significado, que es como si las hincharan capítulos enteros sin escribir que llevan dentro: sin escribir aunque ya presentes.
Pero, ay, en realidad no eran más que burbujas, falsas ilusiones todas ellas.Cada una de esas frases maravillosas, repletas de promesas, era como una caja envuelta para regalo en manos de un niño anhelante, una caja que nada contiene, sino piedrecillas y trozos de basura, a pesar del ruido tan seductor que hace al agitarla. ¡El niño piensa que son caramelos! Yo pensaba que eran literatura. Todas esas frases -y otras muchas, también -resultaron no ser trampolines de lanzamiento hacia la gran novela sin escribir, sino barreras insuperables. Comprende usted, eran demasiado buenas. Nunca logré situarme a su altura. Hay escritores que nunca logran igualar su primera novela. Yo nunca pude igualar mi primera frase. Y mírenme ahora. Miren de qué modo he empezado esto, mi obra final, mi opus magna: "Siempre imaginé que la crónica de mi vida, si acaso alguna vez llegaba..."
Ya se percata usted del problema. Irremediable. Que lo borren.
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Comentario: Disfruté muchísimo leyendo esta novela, protagonizada por una rata enamorada de la literatura y las aventuras que le toca vivir. Mejor os transcribo lo que dice la contraportada del libro, con la que estoy completamente de acuerdo, para que os hagáis una idea.
Contraportada: Nacido en el sótano de una librería en el Boston de los años 60, Firmin aprende a leer devorando las páginas de un libro. Pero una rata culta es una rata solitaria. Marginado por su familia, busca la amistad de su héroe, el librero, y de un escritor fracasado. A medida que Firmin perfecciona un hambre insaciable por los libros, su emoción y sus miedos se vuelven humanos. Original, brillante y llena de alegorías, Firmin derrocha humor y tristeza, encanto y añoranza por un mundo que entiende el poder redentor de la literatura, un mundo que se desvanece dejando atrás a una rata con un alma creativa, una amistad excepcional y una librería desordenada.
El autor: (nota de contratapa) Sam Savage es Doctor en Filosofía por la U. de Yale, donde fue profesor. Tambien ha sido mecánico de bicicletas, carpintero, pescador y tipógrafo. Firmin es su primera novela. Fue publicada por una pequeña editorial de Minneápolis, fuera de los grandes circuitos editoriales. Sin embargo, ha crecido gracias a la recomendación de los lectores, tiene 5 estrellas en Amazon.com. y es, entre otras menciones, el libro destacado de la Asociación Americana de Libreros.
4 comentarios:
Pues si! parece que promete, siempre me ha gustado, eso de humanizar los animales, quizás es la única forma de hacer comprender que posiblemente los animales también tienen alma...en el caso que exista, claro.
A la vez que nos ayudamos de ellos para a sacar la luz muchas de nuestras contradicciones.
Molts petons amiga meva, Franki
Imagine Franki. Juan Pablo II, dijo que sí, que los animales tenían alma, o sea que ya es oficial. :)
A mí también me gusta ver a los animales humanizados en la literatura. Y esta novela tiene el añadido de los libros. Firmin descubre la literatura comiéndose los libros y queda como intoxicado por ellos :)
El libro se disfruta de principio a fin y el punto de vista de esta rata lo dota de un humor y un dramatismo muy especial.
Abraçades i petons, amic meu
:)
Pues en la que coincido con Savage es en la lectura de "El bue soldado" de Ford Madox Ford, una novela que cayó en mis manos ratoniles hace algún tiempo y que devoré en unas cuantas tardes de verano. Una visión de las colonizaciones y de un caballero casi doncel.
"Firmin" no la he leído, pero vive dios que lo haré, el tono me resulta atractivo, y esa primera persona que tanto dice.
Besico roedor.
Pilar M. Clares: Llevo tiempo buscando a ese buen soldado. Me falta intentarlo en la biblioteca :)
La edición de "Firmin" que yo tengo, comprada hace un par de meses, ya es la tercera y la primera fue hace un año, más o menos, así que no hay duda de que muchos lectores se han visto atrapados por esta rata ilustrada :)
Te encantará, seguro.
Un abrazo fuerte.
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