Tuyo es el Reino
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(En páginas 138-139)
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(En páginas 138-139)
Al día siguiente no salió de la casa. Presentía una noticia pero no tenía idea de cuál. Se había puesto a trajinar, a cantar (por lo bajo, con cierto rubor). Esperó una visita que no se produjo, alguien que viniera a darle conversación, o a traerle un dulce de regalo. Sin embargo, los demás tienen la costumbre de aparecerse cuando no hace falta, nunca a la inversa, y la madera de la puerta permaneció muda. De esta conciencia de inanidad volvió la idea de mirarse al espejo. El espejo esta vez demoró más en reflejarla, y cuando la otra que era ella misma, apareció, traía expresión de sorna, o al menos así quiso interpretar Casta Diva la ligera sonrisa, las cejas levantadas, la intensidad del brillo de la mirada que no era sólo inteligente sino además sarcástica (si es que resulta lícito establecer distinción entre inteligencia y sarcasmo). ¿De qué te burlas?, preguntó a la imagen. Ella ni siquiera movió los labios. ¿Hay algo en mí que te disgusta? La que estaba en el espejo continuó inmutable, hasta que decidió ponerse seria, bajar los ojos, con vergüenza tal vez. Ella dijo Eres mi imagen, te corresponde repetir cuanto hago, repetirme hasta el cansancio, es tu deber. La otra pestañeó nerviosa, la miró un segundo, para después halar la réplica de una silla que había en el cuarto, y sentarse con la cara entre las manos. (¿Estará de más decir que la verdadera silla, la del cuarto, permaneció en su sitio?) No me evadas, gritó ella un tanto exasperada, no tienes derecho a evadirme. La imagen respondió suspirando, poniéndose en pie, encaminándose a la ventana, que abrió hacia la Isla. Casta Diva pudo ver cómo miraba el día brillante. (¿Estará de más decir que la verdadera ventana siguió cerrada y que ella, considerándose la legítima, no se movió de su lugar?) Golpeó la luna del espejo, exclamó Eres irreal, aborrecible e irreal. A pesar de que la imagen permaneció quieta, supo que la había escuchado, algo le dijo que la había escuchado y se había llenado de ira. La suposición fue confirmada después, cuando la imagen tomó el monedero que estaba sobre la mesa de noche y salió a la Isla. (¿Estará de más decir que el verdadero monedero continuó sobre la verdadera mesa de noche?, ¿resultará inútil enfatizar que el espejo quedó vacío?)
9 comentarios:
Hermoso cuento... ¿cuento?, me gusto leerlo. Gracias por compartirlo.
Dejo un abrazo desde Buenos Aires.
MentesSueltas
http://mentessueltas.blogspot.com/
He traído tu copa, lo prometido es deuda. Y otra más para mí. No, no se trata de un juego de espejos, esto lo dejamos para Abilio Estevez que los relata de maravilla. Son dos copas para brindar.
Salud!
Mentes sueltas; holas, amigo incansable :)
No es un cuento, como ya supones. Es un fragmento, pero podría funcionar como si lo fuera. Es la magia de Estévez quien lo hace posible.
Un abrazo y miles de gracias :)
Frac: pues gracias, que no sabes lo que me apetece a estas horas :)
Creo que a este paso, la adicción la café con leche, pasará pronto a la fase de la vía venosa.
Hoy he comprado "El Baile", de I. Nemirovsky. Llevaba tiempo buscándolo y me ha caído en las manos de repente. ¿Lo has leído?
Abrazos y cariños
Pues no he leído "El baile"; lo cierto es que no me suenan de nada, ni obra ni autor.
Ya nos contarás...
Que tinguis bon dia!
Buen relato el de Abilio Estévez.
De Irene Nemirovsky os aconsejo "Suite Francesa" sobre la II guerra mundial en Francia.
Saludos
A Frac; que sí que ya os contaré, porque es un librito de nada, en el sentido de tamaño, porque viene precedido de tres ediciones en 4 meses del año pasado. 94 páginas de letra tirando a grande :)
A Vuelo rasante, que ya me han hablado del libro que recomiendas, cuando salió el tema Irene Nemirovsky. Primero leo éste, que ya me costó bastante encontrar y luego intento la "Suite Francesa"
Tengo suerte de que, haga lo que haga, no puedo dormirme si no leo un rato antes. Caso contrario no me daría tiempo ni para leer el santo del día :)
Abrazos y cariños a ambas dos
si, si... arrrggg, los nombres raros y mi mala memoria,
Irene Nemirovsky, sí.
:)
Cuetas de pansa..?
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