29 julio 2007

Francisco de Quevedo

Historia de la vida del buscón, llamado Don Pablos
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Capítulo I (fragmento)
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Cuenta quién es y de dónde.


Yo soy, señor, natural de Segovia. Mi padre se llamó Clemente Pablo (Dios le tenga en el cielo). Fue el tal como todos dicen; su oficio fue de barbero; aunque eran tan altos sus pensamientos, que se corría que le llamasen así, diciendo que él era tundidor de mejillas y sastre de barbas. Dicen que era de muy buena cepa; y, según él bebió, puédese muy bien creer.
Estuvo casado con Aldonza de San Pedro, hija de Diego de San Juan y nieta de Andrés de San cristóbal. Sospechábase en el pueblo que no era cristiana vieja, aunque ella, por los nombres y sobrenombres de sus pasados, quiso probar que era descendiente de la letanía. Tuvo muy buen parecer, y fue tan celebrada, que en el tiempo que ella vivió, casi todos los copleros de España hacían cosas sobre ella. padeció grandes trabajos recién casada, y aún después, porque malas lenguas daban en decir que mi padre metía el dos de bastos para sacar el dos de oros. Probósele que a todos los que hacía la barba a navaja, mientras les daba con el agua, levantándoles als caras para el lavatorio, un mi hermanico de siete años les sacaba, muy a su salvo, los tuétanos de las faltriqueras. Murió el angelito de unos azotes que le dieron dentro de la cárcel. Sintólo mucho mi padre (buen siglo haya), por ser tal, que robaba todas las voluntades.
Por estas y otras niñerías estuvo preso; aunque, según a mí me han dicho, salió de la cárcel con tanta honra, que le acompañaron doscientos cardenales, sino que a ninguno llamaban eminencia. Las damas diz que salían por verle a las ventanas, que siempre pareció mi padre muy bien a pie y a caballo. No lo digo por vanagloria, que bien saben todos cuán ajeno soy della.
Mi madre, pues, no tuvo calamidades. Un día alabándomela una vieja que me crió, decía que era tal su agrado, que hechizaba a cuantos la trataban; sólo diz que se dijo no se qué de un cabrón y volar, lo cual la puso cerca de que la diesen plumas con que lo hiciese público. Hubo fama de que reedificaba doncellas, resucitaba cabellos y encubría canas. Unos la llamaban zurcidora de gustos; otros algebrista de voluntades desconcertadas, y por mal nombre la llamaban alcahueta, para unos era tercera y prima para todos, y flux para los dineros de todos. Ver, pues, con la boca de risa que ella oía esto de todos, era para dar mil gracias a Dios.

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Comentario personal: Leer a Quevedo, o a cualquier otro escritor de su tiempo, tal vez requiera tener un diccionario cerca, pero sólo al principio. Pronto te das cuenta de que entiendes perfectamente las frases, a pesar de que puedes ignorar el significado de alguna palabra, ya en desuso. Ahora estoy acabando este libro, de nuevo, porque ya lo he leído unas cuantas veces y siempre me maravilla la facilidad de Quevedo para introducirte en la vida de estos personajes tan alejados de nosotros en tiempo y forma. Consigue que te sean cercanos, familiares; y acabas cogiéndoles cariño, por más pícaros que sean y por más que merezcan ejemplar castigo.
El autor: Una vida muy interesante la de este madrileño, contemporáneo de todos nuestros genios literarios de los siglos XVI y XVII, extraordinaria época para nuestras letras. Os dejo el enlace, indispensable aquí, ya que una vida como la de Francisco Gómez de Quevedo, no puedo resumirla en cuatro líneas. Ni en ocho.
Que lo disfrutéis...!

10 comentarios:

Elena Casero dijo...

me traen buenos recuerdos estas letras. cuando era jovencilla y me empapaba de las letras del Siglo de Oro, y me sentía vestida con jubón o golilla. ¡cuánto he disfrutado con estas lecturas!

Un beso fuerte

Trenzas dijo...

Siempre he preferido ésta novela al Lazarillo. Me entra por los ojos y la cojo con frecuencia.
Jubón y golilla. Y chambergo, supongo, que las damas también los usaban en ocasiones y quedaban muy favorecidas.
Ahora tengo que volver al Quijote unos días, pero es que es tan gordo que me cuesta llevármelo a la cama.
No, no es lo que parece. Sólo quiero leerlo :D
Unos quants petonets.

fractal dijo...

Estas letras me traen el recuerdo de la picaresca: la mía a la hora de hacer los ejercicios y comentarios de texto ¡sin leer el libro!
Bueno, en la escuela la literatura no fue mi fuerte. Y lo siento, de veras. Por eso, las Navidades pasadas regalé un Lazarillo a mis hijos...
No he leído nada de Quevedo, aunque no me importaría hacerlo hoy mismo.
Un abrazo, Trenzas.

Trenzas dijo...

Frac: Muy español. No te descuides o te quitan la nacionalidad catalana :DD
La única vez en mi vida que llamé a un programa de TV, y que no logré que me pasaran al directo, fue para poner verde a un presentador de TV3, famoso él ahora, que dijo algo muy despreciativo de la literatura del siglo de oro, y remató su comentario refiriéndose al Marqués de Santillana, anterior a ese tiempo, como a "un payaso que escribía para analfabetos españoles" . De ésto hace mucho tiempo ya y el tal presentador era Jordi González.
El pobre chico que me atendió al teléfono, pagó el pato. Me disculpé con él, eso sí, pero así, de entrada... ¡bufff...!
:)
Seguimos leyendo a Homero por su poesía y a Herodoto por su historia. Son referentes de cultura de un tiempo que de ninguna otra manera hubiéramos podido conocer. Esto vale también para nuestros clásicos, llámense Ramón Llull o Ínigo López de Mendoza.
¿Queda claro que me enfadé mucho...? :DDD
Contigo no me enfado, conste. No es necesario leer por orden cronológico :DDD
Llegará el momento en que te será necesario, imprescindible, meterte con los clásicos. Y a disfrutar, ya verás.
Abraçades, moltes.

fractal dijo...

No se atreverán a quitarme la nacionalidad catalana...
J. Gonzalez metió la pata y se colgó una buena medalla, vaya que sí.
Mi formación tiene agujeros, es evidente; espero, con el tiempo, tapar alguno.
Y espero también disfrutarlo, eso seguro.
Que tinguis bon día!

MIB dijo...

Trencillas!! Quevedo me parece tan particular!! jaja! Leí en el colegio... pero ahora más de grande... cada fragmento que leo me recuerda la picaresca.. como dice frac... pero no por su anécdota.... sino por el ritmo de las voces.. de las palabras... los enredos que cuentan... la forma de expresarse... me hacen sonreír... con un pelín de gracia o complicidad atemporal... no sé...

Que tengas buen fin de semana!!

yole dijo...

Por la calle del Arenal veo todavía pasar a Quevedo, cojeaba por una mala estocada recibida bajo las arcadas de San Ginés.

Siempre es un deleite pasearse entre tus "geranios"...su aroma es persistente y me gusta. Al Jordi que le vayan dando.
Un beso y mil.

Trenzas dijo...

Frac: Lo dicho tantas veces; ojalá pudiéramos, los que sentimos la necesidad, llegar a todo aquello que nos interesa.
En ese sentido somos como quesos Gruyere. Pero creo que está bien porque así podemos complementarnos con lo que aprendemos de otros, día a día.
"Hay más cosas en el cielo y en la tierra de las que tu filosofía piensa". Shakespeare pone esta frase en boca de Hamlet con el mismo convencimiento que tenemos los que sabemos que ignoramos mucho.
Y eso es bueno.
Abraçades d´agost :)

Trenzas dijo...

MIB; Juega con las palabras y con sus dobles interpretaciones como quien juega al parchís :DDD
Muy agudo e irónico; hasta lo cínico en muchas ocasiones. Y tan divertido que a esta distancia que nos separa de su obra, todavía nos hace reír a carcajadas.
En Madrid, cuando yo era niña, aún se hacían y contaban chistes que le tenían como protagonista. Tanto arraigo popular tuvo en su tiempo que permaneció en la mente de los madrileños hasta el siglo XX. Ahora no sé. Los chistes serán a cuenta del gobierno :DDD
Mucho menos inteligentes, seguro.
Un abrazo grande, niña mía.

Trenzas dijo...

Yole: ¿Esa cita es de "Alatriste"?
Me suena, pero como solo he leido un libro de la saga no estoy segura.
¡Exacto..! Al Jordi, eso. :D
Y el mérito no es mío, Yole. Yo sólo los traigo. Ellos, los escritores, son los protagonistas de este blog.
Una docena de besos, peluquero.