30 enero 2009

William Saroyan

Mi nombre es Aram
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La historia del caballo blanco. Fragmento 1
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Un día, en aquellos buenos tiempos en que yo tenía nueve años y el mundo estaba lleno para mí de toda suerte de maravillas, y la vida era todavía un delicioso y misterioso sueño, mi primo Murad, a quien todos menos yo tenían por loco, vino a las cuatro de la mañana y me despertó con unos golpes en la ventana de mi cuarto.
--Aram - dijo.
Yo salté de la cama y miré afuera, por la ventana. Y no podía creer lo que veía.
Aún no había amanecido, pero como era verano y no faltaba mucho para que el sol apareciera en aquel rincón del mundo, se veía lo bastante para darme cuenta de que no se trataba de un sueño.
Mi primo Murad venía montado en un hermoso caballo blanco.
Yo saqué la cabeza por la ventana y me froté los ojos.
--Sí - me dijo en armenio -. Es un caballo. No es que estés soñando. Date prisa si quieres montar.
Yo sabía bien que mi primo Murad era de los que gozan simplemente con estar vivos más que cualquiera de esos que vienen al mundo por equivocación, pero esto, desde luego, superaba a lo que podían creer mis ojos.
Lo primero de todo era que mis más remotos recuerdos eran recuerdos de caballos, y mi anhelo mayor, el montar a caballo.
Esta era la parte maravillosa.
La segunda razón es que nosotros éramos pobres. Por esta segunda razón es por lo que yo no podía creer lo que estaba viendo.
Éramos pobres. No teniamos dinero. Toda nuestra tribu vivía en la miseria. Cada una de las ramas de la familia Garoglanián vivía en la más asombrosa y más cómica miseria del mundo. Nadie podía comprender de dónde sacábamos el dinero indispensable para llenarnos el estómago, ni siquiera poder llenarles el estómago a los viejos. Lo más asombroso de todo es que éramos honrados. Toda la familia había sido famosa por su honradez a lo largo, más o menos, de once siglos, aun en el tiempo en que solíamos ser los más ricos, de lo que entonces nos parecía el mundo. Éramos, primero orgullosos, luego honrados y creíamos, además, en el mal. Ninguno de nosotros sería capaz de aprovecharse de nadie en el mundo, aunque no fuera más que robándole.
Por todo esto, aunque mis ojos estaban viendo aquel caballo, tan estupendo; aun cuando mis narices aspiraban su olor, tan agradable; aunque mis orejas oían su excitante resuello, yo no podía creer que este caballo tuviera que ver nada con mi primo Murad, ni conmigo ni con cualquiera otro de los miembros de nuestra familia; no lo podía creer ni en sueños ni despierto, porque yo sabía muy bien que mi primo Murad no podía haber comprado el caballo, y de no ser comprado, tenía que ser robado, entonces, y yo me resistía a creer que lo hubiera robado.
Ningún miembro de la familia Garoglanián podía ser ladrón.
De modo que miraba a mi primo y luego al caballo. Había en el uno y en el otro como un devoto aplomo y una comicidad que por un lado me hacía gracia, pero por otro me asustaba.
--Murad -le dije -, ¿dónde has robado este caballo?
--Salta por la ventana - me respondió él- si quieres montar.
Era verdad, entonces. Había robado el caballo. No cabía discusión sobre esto. Y luego había venido a invitarme si quería montar yo también, o no; eso ya era cuenta mía.
Bueno, de todos modos me parecía que eso de robar un caballo para dar en él una carrera no era lo mismo que robarlo para otra cosa, por ejemplo, para sacar dinero. A mi modo de ver, a esto no podía llamársele robo. No sería robo hasta que nosotros intentásemos vender la silla, cosa que no íbamos a hacer, desde luego.
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Comentario: El genocidio que los turcos cometieron contra los armenios entre 1915 y 1917, es el segundo más estudiado y reprobado, después del holocausto del pueblo judio. Aunque no recibe las mismas consideraciones, ni lo han reconocido tantos países. Como casi siempre, la religión fue la principal causa, ya que los armenios son cristianos, a diferencia de los otomanos, musulmanes. La brutal persecución, provocó el exilio de muchas familias armenias, entre las que se encontraba la de Willian Saroyan, que ya nació en los Estados Unidos. Como curiosidad; Gregory Peck y Charles Aznavour, eran de la misma procedencia. Saroyan, del que os dejo un poco más de información desde la Wiki, fue un magnífico escritor con una visión del mundo que tienen también otros hijos o nietos de emigrantes forzosos, como McCourt y Hosseini. Viven en un mundo nuevo pero con toda la carga de sus viejas y ricas tradiciones. "La historia del caballo blanco" es sólo una parte corta de la novela y os lo voy a transcribir entero, en dos o tres entregas. Etiqueta separada para que lo encontréis fácil.
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Y un poco de historia sobre el genocidio armenio, por si os interesa.
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8 comentarios:

fractal dijo...

oh, que maco...
prenc nota, em sembla que m'interessa molt llegir aquest relat
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Trenzas dijo...

Fractal: Te encantará porque es un capítulo precioso, dentro de una novela idem :)
Hay una versión en catalán "Em dic Aram" y también estaba este capítulo, publicado en solitario: "L´estiu del bonic caball blanc"
No sé si siguen editándose, pero deberían :)
Abraçades, maca

Imagine Photographers dijo...

me lo he leido de una tirada y te agradezco que lo tanscribas todo asi seguro que lo leo :)
Creo el único genocidio que esta plenamente reconocido, es el judio y lamentablemente, sabiendo lo que es el sufrimiento de su pueblo, parece que les importa un pimiento el sufrimiento y la muerte de los demas.
petonets :)
Franki

Trenzas dijo...

Imagine Franki: ¡Contentísima de leerte, que últimamente cuesta saber de ti...! :(
Te transcribo una nota interesante sobre la palabra Genocidio:
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"En 1943 Rafael Lemkin, judío polaco acuñó la palabra genocidio para, como dijera Kofi Annan, Secretario General de las Naciones Unidas, "darle un nuevo nombre a un viejo crimen".
En 1944 la palabra -hoy de uso tan común que parece eterna- apareció impresa por primera vez en el libro 'Axis Rule in Occupied Europe' obra del propio Lemkin.
En 1946 logró que las Naciones Unidas -recientemente creada- reconocieran al genocidio como un crimen internacional. En 1959, año de la muerte de Lemkin, casi sesenta países habían ratificado la Convención del Genocidio. Hoy 132 naciones se han incorporado a su membresía"
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Aunque más de 100 países reconocen el genocidio cometido contra los judíos, solo 24 hacen lo propio con el armenio :(
A los judíos actuales no podemos acusarles de genocidas, porque es una palabra concreta para un hecho concreto, que se refiere a asesinar personas de la misma etnia (genes=genocidio) aunque sí podemos acusarles de matanzas indiscriminadas, abuso de poder, y de asesinos en muchos casos. Lo que debería bastar para ponerles en la picota.
El artículo completo aquí:
http://www.raoulwallenberg.net/?es/prensa/60-anos-creacion-palabra.80201.htm
Y volviendo al capítulo del caballo blanco, intentaré subir la próxima entrega el domingo, para celebrar al día del Señor :DDD
Moltes abraçades, estimat Franki

Imagine Photographers dijo...

Que bien! me has ilustrado, sabia lo de los genes pero no quien invento la palabra:), Tampoco se si los palestinos son todos de la misma etnia pero, de lo que no hay duda es que Israel pone como prioridad, apoderarse de la tierra palestina con el apoyo incondicional americano y de los complejos europeos, no le importa los asesinatos que necesite cometer para conseguirlo.
Todo el mundo estaba en contra del muro de Berlin y el apartheid en Sudáfrica, se tomaron medidas para solucionar esos problemas, pero en palestina es distinto, todos miran a otro lado mientras se matan centenares de niños y mujeres e inocentes en general porque una especie de "maquis" angustian y estresan a los judíos con cohetes de feria que accidentalmente han causado alguna victima, creo que no llegan a 10 en los últimos años por miles de palestinos.
Bueno, ya se me ha ido la lengua, brrrr... no puedo evitarlo, espero que no te haya politizado el post:)))
Una abraçada bonica
Franki

Trenzas dijo...

Imagine Franki: No te imaginas lo que yo aprendo buscando estas cosas para apoyar los fragmentos que dejo aquí :DDD
Me parece importante apoyar a los autores no demasiado conocidos, con informaciones adicionales, porque la obra de un hombre es también su vida y no pueden, en muchos casos, disociarse del todo.
En cuanto al resto de tu comentario, pues totalmente de acuerdo; creo que la respuesta israelita ha sido absolutamente desproporcionada, a pesar de lo cual me sentiría feliz si alguien le frenara los pies a Hamas :(
Molts petons, amic meu

Anónimo dijo...

Pues mil gracias, un descubrimiento!
Y esa historia de religiones, como que me sigue sonando. Laicismo, amiga, de Estados. Sería quitarnos una buena lacra. Ostras!

Trenzas dijo...

Pilar: Pues sí, sabiendo como sabemos la historia que las religiones nos han dejado a lo largo de los siglos. Fanatismos, fuera; de cualquier tendencia.
Sigo arriba :)