17 abril 2007

Henning Mankell

Viaje al fin del mundo

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El perro.
Fue con él que empezó todo.
Si no hubiera visto al perro solitario quizá no habría ocurrido nada. Nada de lo que después se convirtió en algo tan importante y que cambió todo. Nada de lo que primero fue emocionante y luego espantoso.
Todo empezó con el perro. El perro solitario que había visto aquella noche del invierno pasado cuando se había despertado de repente, se había levantado de la cama y se había sentado en la especie de hornacina donde estaba la ventana.
Por qué se había despertado en mitad de la noche era algo que no sabía.
¿Habría soñado tal vez?
Una pesadilla de la que no había podido acordarse cuando se despertó. ¿O tal vez fueron los ronquidos de su padre, que dormía en la habitación contigua? Su padre no roncaba mucho. Pero a veces lanzaba un ronquido aislado, casi como un rugido, y luego se hacía de nuevo el silencio.
Como un león que rugía en la noche invernal.
Pero fue cuando estaba allí sentado en la ventana del vestíbulo cuando vio al perro solitario.
Los cristales de la ventana estaban cubiertos de estrellitas de hielo y tuvo que echar el aliento muy cerca del cristal para limpiarlo y poder ver algo fuera. En el termómetro podía leer que casi estaban a treinta bajo cero. Y fue entonces, cuando estaba allí sentado, en aquella hornacina, mirando por la ventana, cuando de repente vio al perro. Corría por la carretera completamente solo.
Justo debajo de la farola se paró y miró a su alrededor, olfateó en varias direcciones, antes de seguir corriendo. Luego, desapareció.
Era un perro corriente, de los que se usan en la caza del alce. Eso había tenido tiempo de verlo. Pero ¿por qué corría, solo en la noche invernal y el frío? ¿Adónde iba? ¿Y por qué miraba a su alrededor?
Había tenido la sensación de que el perro sentía miedo de algo.
A pesar de que empezaba a tener frío, se quedó pegado a la ventana esperando a que regresase el perro. Pero no volvió.
Allí fuera solo estaba la fría y vacía noche invernal. Las estrellas que brillaban en la lejanía.
No podía olvidar al perro solitario.

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Comentario personal. Llevo mucho tiempo leyendo a Mankell, porque me encantan las novelas de "guardias civiles y ladrones". Así se refería mi padre al género detectivesco y así se sigue llamando en casa. Este libro es diferente. En realidad son cuatro pequeños libros, con un mismo protagonista, reunidos en un volumen. Abarcan la vida de Joel desde los 11 a los 18 años. La construcción de los personajes, que tanto aprecio en las novelas que protagoniza el comisario Wallander, están corregidas y aumentadas aquí. Joel, es un niño soñador obligado a una materialidad cotidiana, de la que escapa como puede. A veces héroe, a veces ruin y casi siempre sin saber por qué hace lo que hace. Un niño, en fin.
Contraportada. Joel, que vive con su padre en un pueblo perdido del norte de Suecia, sueña con inmensos océanos y lejanos países para encontrar, durante los duros y fríos inviernos, experiencias que lo inicien en la vida y lo fortalezcan para afrontar su propio destino.
El autor. H. Mankell, (Estocolmo, 1948) antes de recibir tres premios por "El perro que corría hacia una estrella" (fragmento mostrado aquí) en el año 2000, ya había conseguido una gran reputación como dramaturgo y novelista para adultos. Sus libros sobre el comisario Kurt Wallander son de los best seller más notables en los últimos años en Europa.
Apostilla final. Hay una serie de TV sobre este comisario. Recomiendo encarecidamente salir huyendo del canal que sea, si por azar, o por zappear, un día os aparece en la pantalla. ¡Es malísima...!

7 comentarios:

fractal dijo...

Esto de "policías y cacos" no es lo que más me gusta leer, aunque sucumbo seguro ante títulos como "El perro que corría hacia una estrella", y no por el perro, ya sabes, es por la estrella. O por el viaje hacia ella.
Pero lo más interesante es la construcción de los personajes... siempre un gran tema!

Un abrazo!

(¿andas mejor de horarios?)

Elena Casero dijo...

Trenzas. Yo, al contrario que frac, las novelas de policias y ladrones y espías me atraen muchísimo.
Leo a Mankell desde hace años y siempre me gusta. No es un escritor de policías al uso. Entra muy de lleno en la psicología de los personajes y eso le da mucha vida a sus novelas.
Un beso

Trenzas dijo...

Contesto a las dos: de pequeña, leí mucho a Conan Doyle y Agatha Christie y también a muchos otros escritores de novela negra. Dashiell Hammett, Raymond Chandler, Chester Himes, etece, etece....
Me encantaban las misteriosas historias, el intríngulis, el "¿quien será el asesino...?"
A veces era el mayordomo y otras no :)
Ahora se escriben de diferente manera esas novelas, si merecen el nombre de tal y no el de bodrios. Y son buenas. Los personajes están muy bien definidos y, dentro de lo que se espera de una novela de evasión, se leen sin tener que saltarse páginas de "paja literaria".
En Mankell, desconocía esta faceta de escritor para adolescentes y me ha encantado.
Y en cuanto a si ando mejor de tiempo, pues me ha dado un descanso, nada deseado, el hecho de tener a dos abuelitos en la UVI. Y allí no puedo estar con ellos :(
Abrazos y cariños a las dos

fractal dijo...

Uy! soy madre de una pre-adolescente que devora todo lo que está expresado en letras. También se siente atraida y mucho por los intringulis detectivescos...
¡Creo que acabo de descubrir el libro ideal para ella de este Sant Jordi!

Trenzas dijo...

Bueno, mejor así :)
También hay otro de Ruiz Zafón, no tan bueno, la verdad, titulado "Marina" y que transcurre en un ambiente más familiar. Barcelona, para ser concretos.
Protagonistas jóvenes, mujeres misteriosas, un inventor loco, y muchas idas y venidas al cementerio y a casa lúgubres. Y final triste.
Repito; entretenido para presdolescentes. No le llega ni al zapato al "Viaje al fin del mundo"
¡Que usted lo acierte bien, mamá...!
Abrazos y cariños

Carol dijo...

Lo prometido es deuda, de modo que aquí estoy. Como he dicho en mi blog, yo lo único que conozco de Mankell es la serie Wallander pero por la reseña que me has dejado y el fragmento que proporcionas creo que el libro que tu recomiendas es harto diferente. SI cae en mis manos (que caerá) no dudaré en leerlo, aunque ahora estoy enfrascada en el segundo volumen de Millennium (La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina) de otro autor Sueco que también ha aparecido recientemente por mi blog; Stieg Larsson. Como he podido ver que eres una ávida lectora, te lo recomiendo muchísimo. Tiene muchos puntos en común con Mankell pero es a la vez completamente diferente, vale la pena leerlo.
¡Sigo visitándote!

Trenzas dijo...

Carol: Bienvenida también :)
Siempre tenemos una gran fila de libros esperando a ser leidos ¿no es cierto?
A mí me sorprendió Mankell con esta novela porque, como tú, solo conocia las detectivescas. Me gustó mucho esta otra faceta suya.
Encantada de verte por este blog, Carol.
Un abrazo