Los Helechos Arborescentes
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Capítulo I. Fragmento
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Inmensos bosques de coníferas
y helechos arborescentes cubrían los
continentes, purificando la atmósfera
de anhídrido carbónico.
(Introducción a la Prehistoria.
De mi Enciclopedia infantil)
Inmensos bosques de coníferas y helechos arborescentes cubrían los continentes, purificando la atmósfera de anhídrido carbónico, y el lechero de la caída de la tarde pasaba en su carro de fuego y el jaleo de la leche sonando fresco, dentro de los cántaros, y yo me quedaba en suspenso, mirando quieto a la nada de la calle, a la calle de nada, en un resol tardío, que era cuando pasaba el moro de Franco, el moro de la guerra, el moro Muza, con sus grandes bragas hasta las rodillas (los chicos de la banda decían que hacía sus necesidades dentro de las bragas caqui, y que lo llevaba todo allí, oloroso a letrina y heroísmo), y con su turbante de moro Muza, que tenía prendido un escudo de España, una sangrienta luna y el retrato de carnet de una valenciana que le había querido mucho.
-¿Españolito decirme a mí casas de las niñas?
Y españolito decirle a él las casas de las niñas o de putas, pero eso fue la primera vez, y cuando me dejó una moneda de cobre, una perrona de diez céntimos, del color de su mano, oscura en la palma más clara, la perrona, y luego se repitió la escena y la pregunta, porque el moro no veía que el españolito era el mismo, el que estaba allí, sentado en el poyo de la esquina, a la luz de dos calles, dubitativo como después toda la vida, entre dos iluminaciones, hasta que por fin empezó a conocerme y reconocerme y ya se limitaba a dejarme una perrona y una sonrisa, sin preguntarme nada, porque había aprendido el camino (clara sonrisa oscura de otra raza, que me estremeció como en el cine).
Por fin, una tarde me tomó de la mano, vestido de monaguillo como yo estaba, y no me dejó en el borde revuelto y maldito del barrio de las putas, sino que me adentró con él en el laberinto, y decía que si yo estaba así vestido porque era alguna fiesta cristiana, yo también soy cristiano, mira, nos bautizó Franco a bordo, y me mostraba un escapulario con el Sagrado Corazón de Jesús, abarquillado, que se sacaba del pecho como si se sacase su propio corazón.
-No, no es fiesta, bueno, sí, es un poco de fiesta, o sea en la parroquia, la novena de San Miguel.
-¿Dónde San Miguel?
Y el moro se adentraba en el barrio de las putas, con su turbante prendido de mil cosas, en el que se posaba algún vencejo sucio y enfermo de última hora, con su mirada entre borracha y perspicaz de moro Muza, con sus bragas enormes, crujientes, olorosas y quién sabe si cagadas, o en todo caso orinadas, y conmigo de la mano, vestido yo de monaguillo de lujo, ropones y hopalandas que don Luis, el coadjutor, había sacado para mí de los arcones más antiguos de la sacristía.
Pero yo llevaba el pelo pelado al cero, por el piojo verde, y me hubiera gustado completar mi hábito de monaguillo cristiano con un turbante sarraceno y la sangrienta luna que ponía púrpura en el blanco vendaje del moro Muza que, según decían ya las putas, era causa de su baja en el frente, su estancia en la ciudad y su ocio oriental que había provisto de huríes de Salamanca, de Burgos, de Valladolid, de Herrera de Pisuerga, de Mansilla de las Mulas, provincia de León, y de Medina del Campo, que era de donde venían las putas más finas, sentimentales y medievales a la capital, arrojadas de la merindad por Isabel la Católica y doña Pilar Primo de Rivera, que llegaron una tarde en un camión de la maquila requisado por los falangistas.
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Comentario personal: Francisco Pérez Martínez, pero para siempre Francisco Umbral, ha muerto. Fue Miguel Delibes quien primero se fijó en él y le dio la oportunidad de introducirse en el periodismo y la literatura. Con una instrucción de un solo año de colegio y una voluntad y vocación a prueba de inconvenientes, Umbral ha llegado a ser una figura literaria internacionalmente reconocida. El fragmento que os dejo es del primer libro suyo que leí. Había ojeado algún otro y le conocía, mínimamente, por alguna entrevista en los medios. Este libro-novela-biografía-esperpento-histórico, me gustó muchísimo. Y otros, como "Mortal y Rosa" y "Travesía de Madrid". "Las Ninfas" con el que ganó un Premio Nadal, no recuerdo que año, aún está aquí, pendiente de lectura. Para Umbral, como para otros muchos escritores, hay que tener el ánimo dispuesto antes de adentrarte en sus páginas.
El autor: Mejor, que yo, un enlace que os lo cuenta.
8 comentarios:
Hace muchos años..de jovencito, lei algo de Francisc Umbral que ya no me acuerdo..pero si recuerdo, que en aquel tiempo por leer algo de el o Camilo Jose Cela te podias ganar algun reproche del clero docente de aquella época y nosotros a escondidas como si de pornografía se tratara, buscabamos entre sus páginas, el descaro e irreverencía que a nosotros se nos prohibía. Nunca le dieron un puesto en la R.Academia....me pregunto porque ?
Petons, frankie i records i petons de Rafa y El...
Trenzas, confieso que como pocas veces me encuentro con un impedimento casi físico cuando intento leer algo de F. Umbral, debido a su personalidad. No sé qué es, y lo siento de veras pq no tiene mucha razón de ser, pero me da una patada en el estómago cada vez que lo escucho hablar. Ni te cuento cuando lo veo hacer una rabieta.
En general, no suelo disociar vida y obra.
Lo que a otras veces hemos comentado, puesto que no puedo leer todo lo que quisiera, dejo este autor aparte.
Imagine Frankie: ¡Sí, sí, sí....!
:)
Siempre irreverentes los dos, estaban en la lista de los que no se podían ler.
Pues ni te Cuento Cela y su "Diccionario Secreto" Allí sí que estaba todo, con sus modismos regionales y sus frases hechas, además de la palabra académica.
No sé chico. A veces me sorprende el criterio que utiliza la real Academia para otorgar sus sillones, pero supongo que alguna norma habrá. No hace mucho, me comentaba un amigo, que acababa de enterarse de que Pérez-Reverte, ocupaba uno que le parecía que había mejores candidatos que Don Arturo. Yo también lo pensé en su momento, pero supongo que algo aportará al idioma :)
Petons per a tots, amics...!
Frac: Te entiendo :)
Ya digo que hay que tener el ánimo dispuesto, y eso aunque guste su literatura.
Su presencia era un tanto especial. Por no hablar de su forma de expresarse, tan despectiva. Al menos, esa era la impresión que me daba. Elegiría otro autor para llevar sus libros a una isla desierta, pero me gustó casi todo lo que he leído suyo, haciendo abstracción de sus otras peculiaridades :)
Abraçades i petons, bonica.
Yo coincido totalmente con vosotras. Umbral siempre me ha podido. No sé por qué, quizás si no lo hubiera visto .... no es justo asociar persona con personaje pero es inevitable.
Igual me sucedía con Cela o con el de La Prada.
Xè....
Escriptorum: A mí aún me sucede con el de La Prada. Me parece mucho más "voluminoso" de lo que es, cuando le veo o escucho en alguna tertulia de radio o tv. Y Cela, ni te cuento :)
Muchas veces resulta imposible marcar una diferencia mental entre la persona y el artista.
Bueno..., quedan muchooooosssss escritores ¿no?
Un beso grande.
El Umbral escritor me gusta mucho. El que sal�a en televisi�n, no.
Mortal y rosa es muy bueno. Tambi�n le� su ensayo sobre Lorca y me encant�.
Sus cr�nicas diarias eran, en general, un lujo literario (ideas aparte).
Un gran escritor que se recre� demasiado en su propio personaje.
Saludos.
Pedro (glup): Disculpa la tardanza. No había visto tu entrada.
Mortal y rosa es buenísimo, y es cierto que muchas veces es necesario dejar de lado las ideas para apreciar al literato. Como en todo arte. No es justo que unas ideas contrarias a las nuestras nos impidan ver y apreciar, o menospreciar directamente, el buen hacer de un artista. Ni es justo que hayan de pasar siglos para reconocerle su valía.
Pero así somos, supongo. Es difícil hacer ese tipo de abstracciones.
Bienvenido al blog, Pedro.
Saludos cariñosos.
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