12 agosto 2007

Juan Van Halen

La Isla del Tesoro
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El tedio, oscura sierpe,
ciego cuervo que irrumpe voraz sobre la tarde.
Leo viejas historias
que enmarañan mis sueños hasta hacerlos inútiles,
mientras que la pereza mineral se hace poso
en unas horas -humo- que presentí feroces.
.
La irresistible laña de tu ausencia me quiebra,
cuando siento la púrpura de tus besos lejanos,
si es que todo no es falsa ligereza o espejo,
agua vertida sobre manantiales de arena.
En una isla recóndita cuyo nombre me hurtas
sé que me esperas y ando descifrando los mapas,
ayudado por Jim Hawkins, John Silver y los otros,
en la vieja posada del Almirante Benbow.
*
No habrá mares ni abismos, miedos ni desencantos
para mi voluntad de querer encontrarte.
Ni la propia certeza de no tenerte haría
desarbolar las naves que el corazón alienta.
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Todo es sombra de pronto: el sextante y mi alma.
La vencida inocencia de las viejas historias
me golpea las sienes como un mal pensamiento.
La sierpe retadora se esfuma, el cuervo se alza;
he abierto la ventana y me has mirado.
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Comentario personal: No puedo evitar que, al leer el último verso de éste poema, me asalten las ganas de completarlo con el "¡hoy creo en Dios!" de Gustavo A. Bécquer. No lo sé, pero me parece que algo así, lo que sugiere ese verso, tiene que saberlo el escritor. Y te remite a él, para que lo concluyas, de la misma forma que te lleva a buscar, entre el tedio de la espera en la posada, el momento en que el mapa, mil veces consultado, te revelará el secreto en un relámpago de iluminación. Será un cofre repleto de doblones oro o será la mirada del amor. Una suerte de metaescritura que me obliga a seguir haciéndome aquella pregunta: ¿cuánto hay que leer, para leer? :)
El autor: Nació en Torrelodones (Madrid), en 1944. Periodista, corresponsal de guerra en Vietnam y O. Medio, director de programas de radio y televisión, Académico de Honor en varios paises e instituciones, presidente de la Asociación de Escritores y Artistas de España, senador por el Partido Popular y muchas otras cosas, conforman una intensa vida que, además le ha dejado tiempo para escribir una veintena de libros de poemas, entre los que figura "Lo que yo llamaba olvido", de donde he entresacado éste que os dejo aquí.
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Y aquí podéis leerlo con música e imágenes.

3 comentarios:

Trenzas dijo...

Frac: Te contesto en esta "Isla" al comentario de la otra :)
Esa abuela de que hablo, me enseñó a leer en catalán. No sé si als traducciones que leía en aquel entonces eran buenas o no, pero me parecía fácil de entender. Lo escrito se parecía mucho a la manera en que hablaban el catalán mi abuela, mi padre, mis tíos...
Tenía que pedir explicaciones sobre algunas palabras, pero en general, me enteraba de todo.
Leía también teatro y poesía catalana, no traducciones y la abuela me enseñaba a recitar "La vaca cega" y La Pubilleta" :)
¡Buf...! La estoy viendo ahora mismo, pronunciando cuidadosamente para que se quedaran grabados los diferentes sonidos "s" según fuera "c, s, ss, z, ç" Me voy a poner a llorar y es demasiado pronto para eso :DDD
Abraçades i petons, amigueta.

fractal dijo...

Llora, que estas vivencias bien valen unas lálgrimas de emoción.

Gabriela Aguirre dijo...

¡Me pasa lo mismo! (digo, me asalta el mismo verso al final).
Me encantó leerte.
Gracias