26 enero 2007

Silvia Plath

Filo
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La mujer alcanzó la perfección.
Su cuerpo
muerto muestra la sonrisa de realización;
la apariencia de una necesidad griega
fluye por los pergaminos de su toga;
sus pies
desnudos parecen decir:
hasta aquí hemos llegado, se acabó.
Los niños muertos, ovillados, blancas serpientes,
uno a cada pequeña
jarra de leche, ahora vacía.


Ella los ha plegado
de nuevo hacia su cuerpo; así los pétalos
de una rosa cerrada, cuando el jardín
se envara y los olores sangran
de las dulces gargantas profundas de la flor de la noche.
La luna no tiene porqué entristecerse,
mirando con fijeza desde su capucha de hueso.
Está acostumbrada a este tipo de cosas.
Sus negros ojos crepitan y se arrastran.
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El 5 de febrero de 1963, S. Plath, escribe éste poema que será el último. El día 11, a las 6 de la mañana, lleva a la habitación de sus hijos una bandeja con el desayuno: dos jarritas de leche y pan con mantequilla. Luego, se encierra en la cocina, tapa todos los resquicios con toallas, abre el gas y mete la cabeza en el horno. La encuentran cinco horas más tarde, aún tibia.
Había nacido el 27 de octubre de 1932.

11 comentarios:

fractal dijo...

Mi comment se ha "suicidado"
Perdona lo negro del humor, pero es que me ha salido del alma.

Ya lo recupero, pero más tarde.

Anónimo dijo...

Que preciosa esta página, amiga. Realmente se deja leer e invita a volver. Se le nota el amor con que la hiciste por todas partes. Te felicito!
Un abrazo.

fractal dijo...

Bueno, allá voy con mi segundo intento; que mal me queda el cuerpo cuando se borra un comentario. Casi siempre suelen ser largos, un poco más de lo normal; empleo más tiempo en pensarlos y escribirlos, y al ir a publicar me dice: página caducada, ggggggrrrrrrr!!! Entonces recuerdo que estoy on.line...

En fin, serafín.
Como no hay mal que por bien no venga, -eso dice el refranero- déjame que te comente algo que se sitúa en las antípodas de este post, pero tiene mucho que ver con tus geranios. Ayer, vi en TV3 la película "84 Charing Cross Road", de Hellen Hanff. Había leído el libro y visto la versión teatral de Isabel Coixet. Me encanta! Hellen Hanff fue la precursora de todo, ella inventó la blogosfera!!!Y cuánto amó los libros!

Volviendo a Plath. El poema es realmente triste; me ha impactado saber que fue el último que escribió. Todos los elementos configuran una situación desesperada, y aunque transcurrió una semana hasta su suicidio nadie actuó para evitarlo. Curiosamente, estos desenlaces siempre parecen imprevisibles. Pero vemos después, con frecuencia, que existían las pistas que iban marcando una fatal evolución. Son momentos borrosos, confusos, especialmente en personas creativas que combinan períodos de buena disposición mental con otros de tono más bajo. Tal vez por eso no alertan lo suficiente. Un tema muy interesante.

Un abrazo, Trenzas. Espero que las heladas no afecten a tu patio. Por aquí donde vivo yo empezaron las bajas temperaturas. Feliz domingo!

Trenzas dijo...

robertö; lo que hace bella a la página son las palabras de los grandes escritores. Y hecha con cariño, desde luego. Son mis libros, esos que tengo desde hace mucho o que leí hace mucho y vuelvo a releer y a acariciar. Y dejo aquí un poco de ellos y de mí, para tener la oportunidad de compartir con vosotros opiniones y amistad.
Y libros, claro :)
Un beso grande y opina cuanto quieras. Esto es un foro abierto de par en par.

Trenzas dijo...

Liter-3; ¡qué gran película y que gran libro...! Como tú, he leído y he visto. La película la tengo también en DVD. El libro, ya no, pero fue por él que descubrí a Hanff, aunque lamento decir que no he logrado nada más de ella :(
En cuanto a Plath, estaba cantado ese suicidio. Ya lo había intentado en otras ocasiones.
Encontró la estabilidad emocional junto a Ted Hughes a quien conoció al ir a Inglaterra con una beca. Hughes ya era un poeta apreciado cuando se casaron. Al enterarse de su relación con la también poeta Assia Gutmann, amiga íntima de Plath, el matrimonio se hunde y con el, Sylvia.
Em los poemas que escribió acerca del tema de esa doble infidelidad, llama a Assia "la luna" Mira:
*
"La Luna, si sonriera, se te parecería.
Das la misma impresión
de cosa bella, pero que aniquila.
Ambas sois grandes tomadoras de luz.
Su boca de O se aflige por el mundo; la tuya se queda
indiferente,
y tu primer don es el de trocarlo todo en piedra.
Me despierto en un mausoleo; estás aquí
tamborileando con los dedos en la mesa de mármol, buscando
cigarrillos,
con rencor de mujer, pero sin tantos nervios,
muriéndote por decir algo que no admita respuesta.
También la luna envilece a sus vasallos,
pero a la luz del día hace el ridículo"
*
Terrible ¿no? Cuando leí por primera vez ese último poema, se me ocurrió que tal vez le había pasado por la mente matar también a sus hijos "los niños muertos, ovillados..."
¡Bufff....!
Aquí empezaron ayer. Un frío de miedo, chica. Hoy también pero como no hace viento, no se nota tanto. Los geranios resisten, de momento :)
Abrazos y cariños

Sahndrah dijo...

Hola Trenzas, es curioso que de todos los poetas son aquellos atormentados los que más profundamente tocan nuestra Alma.apresados con irrompibles cadenas de sentimientos lacerados desde la oscuridad del corazón escriben palabras cubiertas por un lúgubre crespón para deleite de nuestros sentidos.

Trenzas dijo...

Sahndrah; infierno se llama esa figura :)
La poesía, al eludir lo directo, se percibe más intensamente. No hay tiempo para ir viendo como se desarrolla un drama, sino que te pone, de golpe, ante el fatal desenlace. Aunque ese "fatal" no siempre se refiera a la muerte física.
También en el último poema que escribió Alfonsina Storni, antes de suicidarse, está ese crespón del que hablas. Y en el último de Marina Tsvietáieva y está en la última carta de Virginia Woolf.
Todas atormentadas hasta el suicidio. Y hay muchas y muchos más. Quizá su extraordinaria percepción no les permite soportar el entorno ni soportarse ellos mismos. No sé.
El alma humana es siempre un misterio.
Besos, amiga

MIB dijo...

Hola Trenzas!

Me quedé con el título del poema... y recordaba haberlo leído en inglés como Edge...
No me gusta la palabra FILO para este poema... creo que se queda corta...
No sé por qué Sylvia Plath me quedó marcada desde el colegio... Su historia, la forma de suicidarse, sus previos intentos... y su atormentado sentido de la vida...
No la he vuelto a leer desde entonces... así es que por curiosidad... y gracias a tus geranios.. he leído cosillas suyas en inglés en esta página:
http://www.angelfire.com/tn/plath/

Ya que lo mencionas, quizá puedas plantar un geranio de Marina Tsvietáieva ... no leí nada suyo... y seguro me gustará conocerla a través de tus palabras!

un beso grande!

Trenzas dijo...

MIB; tus deseos son órdenes :)
Tengo aquí en la mesa el libro de Marina. El último de los suyos que tengo en esta Antología es de 1939.
Por lo que respecta a Plath, vale la pena leer la biografía, aunque sea una breve, para entender un poco más, o un poco menos, sus motivos. Y así puede que lleguemos a la sinrazón de sus razones. Cosa que, por otro lado, no podemos juzgar. Lo digo sólo desde el punto de vista de todo lo que ya había conseguido en su corta vida, que era mucho. No puedo dejar de pensar que algo se desgasta en el sentido común de los genios. O que tal vez lo son porque no tienen el mismo sentido común de los demás :DDD
Como siempre: ¡no sé..!
Un beso, preciosa

fractal dijo...

Los límites del poema son muy peligrosos...
... y la muerte una tentación para quien no consigue descanso en la vida.

Por supuesto, no se puede juzgar a nadie.

Queridas damas, un abrazo!

Anónimo dijo...

Hola, sí, los límites son muy peligrosos. No caí en lo de los niños muertos hasta que lo hicieron notar pero sí, parece indicar que lo pensó y hasta que se sentía quizás "exprimida" por ellos: blancas serpientes , uno a cada pequeña jarra de leche. Tal vez se vivió sólo como "dadora" y no "receptora". Un estado de ánimo, claro. Y siempre la insatisfacción.
Copio y pego, lo he encontrado después pero sí, parece que todo encaja:
"Después de dos meses de creación frenética, Sylvia Plath se suicidó metiendo la cabeza en un horno de gas mientras sus hijos dormían en una habitación cercana, que ella había aislado de los escapes de gas y donde había dejado tazas de leche y un plato con pan."
Lo debió pensar y decidió que no.
Y sobre el marido, también copio y pego:
“Yo nunca he intentado ofrecer mi versión de Sylvia, porque desde el primer día vi con toda claridad que soy la única persona de este asunto a la que no pueden creer todos los que necesitan encontrarme culpable. También sé que la alternativa, mantenerme en silencio, me convierte en blanco en el que se proyectan todas las peores sospechas. Preferí eso a dejarme arrastrar al ruedo y ser asediado y espoleado y aguijoneado hasta que vomitara todos los detalles de mi vida con Sylvia para gran disfrute de cientos de profesores y licenciados en literatura inglesa”.
Tenía una biografía de ella por ahí, si la encuentro la cuelgo.
Enhorabuena por el blog.