
29 diciembre 2008
Acabar otro año

23 diciembre 2008
¡Felices Fiestas....!
¡Muchas gracias por vuestras palabras, por vuestra compañía y por ser como sois, todos y cada uno!
Aquí la tenéis, con mi cariño.
17 diciembre 2008
David Albahari
14 diciembre 2008
Ramon Barce
Por encima de una pérdida tan grande para la música, está la inmensa pena que sentimos toda la familia. Ramón era mi primo y no puedo sino dejar aquí mi sentimiento profundo y mi recuerdo emocionado para un hombre que era todo bondad y sencillez.
Hasta siempre, Ramón.
http://es.wikipedia.org/wiki/Ram%C3%B3n_Barce
10 diciembre 2008
Antoine de Saint-Exupéry
07 diciembre 2008
Luis García Montero
02 diciembre 2008
Sam Savage
24 noviembre 2008
Khaled Hosseini
Gabriel García Márquez
El cuento más corto que conozco es del guatemalteco Augusto Monterroso, reciente premio Príncipe de Asturias. Dice así: "Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí".
Nada más. Hay otro de Las mil y una noches, cuyo texto no tengo a la mano, y que me produce retortijones de envidia. Es el cuento de un pescador que le pide prestado un plomo para su red a la mujer de otro pescador, con la promesa de regalarle a cambio el primer pescado que saque, y cuando ella lo recibe y lo abre para freírlo le encuentra en el estómago un diamante del tamaño de una almendra.
Más que el cuento mismo, alucinante por su sencillez, éste me interesa ahora porque plantea otro de los misterios del género: si la que presta el plomo no fuera una mujer sino otro hombre, el cuento perdería su encanto: no existiría. ¿Por qué? ¡Quién sabe! Un misterio más de un género misterioso por excelencia.
La intensidad y la unidad interna son esenciales en un cuento y no tanto en la novela, que por fortuna tiene otros recursos para convencer. Por lo mismo, cuando uno acaba de leer un cuento puede imaginarse lo que se le ocurra del antes y el después, y todo eso seguirá siendo parte de la materia y la magia de lo que leyó. La novela, en cambio, debe llevar todo dentro. Podría decirse, sin tirar la toalla, que la diferencia en última instancia podría ser tan subjetiva como tantas bellezas de la vida real.
El cuento parece ser el género natural de la humanidad por su incorporación espontánea a la vida cotidiana. Tal vez lo inventó sin saberlo el primer hombre de las cavernas que salió a cazar una tarde y no regresó hasta el día siguiente con la excusa de haber librado un combate a muerte con una fiera enloquecida por el hambre. En cambio, lo que hizo su mujer cuando se dio cuenta de que el heroísmo de su hombre no era más que un cuento chino pudo ser la primera y quizás la novela más larga del siglo de piedra.
Sobre la otra suposición de que el cuento puede ser un género de práctica para emprender una novela, confieso que lo hice y no me fue mal para aprender a escribir El otoño del patriarca. Tenía la mente atascada en la fórmula tradicional de Cien años de soledad, en la que había trabajado sin levantar cabeza durante dos años. Todo lo que trataba de escribir me salía igual y no lograba evolucionar para un libro distinto. Sin embargo, el mundo del dictador eterno, resuelto y escrito con el estilo juicioso de los libros anteriores, habrían sido no menos de dos mil páginas de rollos indigestos e inútiles. Así que decidí buscar a cualquier riesgo una prosa comprimida que me sacara de la trampa académica para invitar al lector a una aventura nueva.
Creí haber encontrado la solución a través de una serie de apuntes e ideas de cuentos aplazados, que sometí sin el menor pudor a toda clase de arbitrariedades formales hasta encontrar la que buscaba para el nuevo libro. Son cuentos experimentales que trabajé más de un año y se publicaron después con vida propia en el libro de La cándida Eréndira: "Blacamán el bueno vendedor de milagros", "El último viaje del buque fantasma", que es una sola frase sin más puntuación que las mínimas comas para respirar, y otros que no pasaron el examen y duermen el sueño de los justos en el cajón de la basura. Así encontré el embrión de El otoño..., que es una ensalada rusa de experimentos copiados de otros escritores malos o buenos del siglo pasado. Frases que habrían exigido decenas de páginas están resueltas en dos o tres para decir lo mismo, saltando matones, mediante la violación consciente de los códigos parsimoniosos y la gramática dictatorial de las academias.
El libro, de salida, fue un desastre comercial. Muchos lectores fieles de Cien años... se sintieron defraudados y pretendían que el librero les devolviera la plata. Para colmo de peras en el olmo la edición española se desbarataba en las manos por un defecto de fábrica, y un amigo me consoló con un buen chiste: "Leí el otoño hoja por hoja". Muchos persistieron en la lectura, otros la lograron a medias y con el tiempo quedaron suficientes cautivos para que no me diera pena seguir en el oficio. Hoy es mi libro más escudriñado en universidades de diversos países, y las nuevas generaciones pueden leerlo como si fuera el crepúsculo de un Tarzán de doscientos años. Si alguien protesta y lo tira por la ventana es porque no le gusta pero no porque no lo entienda. Y a veces, por fortuna, no ha faltado alguien que lo recoja del suelo.
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19 noviembre 2008
Alice Walker
Comentario: La realidad estremecedora de esta novela queda definida desde el principio. Celie, es tan esclava de su familia como sus antepasados de sus amos. Ella parece haber venido al mundo sólo para cubrir las necesidades, cualesquiera sean, de los demás. Su padre, su madre, su esposo, sus hijastros... Pero Celie encontrará la fuerza suficiente para seguir adelante y se fortalecerá, por encima de la opresión y la injusticia, buscando la solidaridad entre las que, como ella, son menospreciadas y humilladas de muy diversas formas.
La autora: Alice Walker fue la primera mujer negra a quien se otorgó el Premio Pulitzer y fue por esta novela, en el año 1983. Al año siguiente fue llevada al cine por Steven Spielberg.
Mucho mejor que yo: http://es.wikipedia.org/wiki/Alice_Walker
12 noviembre 2008
Khaled Hosseini
10 noviembre 2008
Acabada la presentación
06 octubre 2008
Poetas en la web
26 septiembre 2008
Dorothy Parker
18 septiembre 2008
Las Eddas. Hávamál.
14 septiembre 2008
Elena Casero
30 agosto 2008
Carmina Burana ( Cantos de goliardo)
09 agosto 2008
Holgazaneando, pero menos...
28 julio 2008
Kostas Steryópulos
22 julio 2008
Eduardo Mendicutti
16 julio 2008
Eduardo Mendoza
Contraportada: Sin noticias de Gurb relata la historia de un extraterrestre que ha desaparecido, tras adoptar la apariencia de la vocalista Marta Sánchez, en la jungla urbana barcelonesa. Pero el protagonista de la narración no es Gurb, sino otro alinígena que sale en pos de él y cuyo diario constituye el esqueleto de la narración. La verdadera naturaleza del relato es de carácter paródico y satírico: cono en "El misterio de la cripta embrujada", la invención de E. Mendoza convierte a esta Barcelona, a un tiempo cotidiana y absurda en el escenario de una carnavalada que revela, tras las máscaras pintarrajeadas y grotescas, acaso el verdadero rostro del hombre urbano actual y, tras el chisporroteo del estilo, la acerada conciencia artística del escritor.
08 julio 2008
Tanto monta...
¿Por qué será tan atractivo -pensaba el Mono en otra ocasión, cuando le dio por la literatura- y al mismo tiempo como tan sin gracia ese tema del escritor que no escribe, o el del que se pasa la vida preparándose para producir una obra maestra y poco a poco va convirtiéndose en mero lector mecánico de libros cada vez más importantes pero que en realidad no le interesan, o el socorrido (el más universal) del que cuando ha perfeccionado un estilo se encuentra con que no tiene nada qué decir, o el del que entre más inteligente es, menos escribe, en tanto que a su alrededor otros quizá no tan inteligentes como él y a quienes él conoce y desprecia un poco publican obras que todo el mundo comenta y que en efecto a veces son hasta buenas, o el del que en alguna forma ha logrado fama de inteligente y se tortura pensando que sus amigos esperan de él que escriba algo, y lo hace, con el único resultado de que sus amigos empiezan a sospechar de su inteligencia y de vez en cuando se suicida, o el del tonto que se cree inteligente y escribe cosas tan inteligentes que los inteligentes se admiran, o el del que ni es inteligente ni tonto ni escribe ni nadie conoce ni existe ni nada?
18 junio 2008
Gustavo Martín Garzo
Querido Vincent:
Tu hermano Théo me ha dado la dirección del doctor Gachet, y es a él a quien dirijo esta carta para que te la entregue. También me ha dicho que el doctor te atiende como un padre y que desde que estás a su lado en Auvers-sur Oise, te encuentras mejor.
Te escribo para decirte que he leído el artículo que se ha publicado en “Le Mercure de France” sobre tu pintura. Siempre he sabido que antes o después tenía que suceder algo así, y que todos terminarían reconociendo tu trabajo. ¿No te acuerdas de que te reías de mí porque a todas las horas te estaba diciendo que terminarías por hacerte famoso? Ya lo ves, tu ignorante prima Kate, ha resultado ser más lista que todos los críticos de arte.
Théo me ha estado enseñando los cuadros que pintaste en el asilo y los dos terminamos llorando. ¿A ver si sabes lo que le he dicho? Que no te interesaba reproducir lo que tenías delante de los ojos, sino que te servías arbitrariamente del color para expresar con más fuerza lo que pasaba por tu alma.
¡Pobre Vincent! ¡Qué mal me porté contigo! Me asustaba tu violencia, tu forma extraña de mirar el mundo, como si fuera un lugar hermoso pero también aquel donde uno puede arruinarse, volverse loco, cometer crímenes.
Recuerdo cuando volviste a Teten, a la casa de tu padre, y todos los problemas que ocasionaste por aquella locura que te dio de perseguirme. Recuerdo mi huida a La Haya y aquella tarde terrible en que amenazaste con quemarte la mano si no te permitía verme. También la última vez que te vi. Te habías enamorado de aquella pobre prostituta Sien y llevabas meses viviendo con ella y sus hijos convencido de haber encontrado la felicidad. Conmovido por su miseria, pues siempre tuviste ese don terrible de la compasión, de hacer tuyo el dolor de los demás.
Luego supe de tus sucesivos cambios de residencia a través de Théo, al que visitaba a menudo. De tu período en Arlés y de tu ingreso, sobre todo, en el asilo de Saint-Remy, donde pintaste sin parar, como nunca lo habías hecho. Me bastó ver la luminosidad y alegría de aquellos cuadros, para parecerme que habías conseguido ese descanso, esa tranquilidad, que tan desesperadamente buscabas. Todos ven en tu pintura lo extraño, pero yo veo un bello mundo de esperanzas y de luz, aunque se escape inexorablemente de tus manos. Recuerdo nuestros paseos en Hete, cuanto amabas la naturaleza y tu capacidad para ver la belleza en las cosas sencillas. También aquello que solías decirme de que preferías pintar los árboles que veías desde tu ventana antes que visiones imaginarias.
Pero si hoy te escribo es para hablarte de uno de tus cuadros. Es un cuadro en el que se ve un jarrón con un ramo de lirios. Una de las ramas aparece caída. Es una rama alejada del agua que morirá pronto.
Tu prima Kate.
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