16 diciembre 2006

Wislawa Szymborska

El mira, el terrorista
*
*
A las trece horas veinte minutos la bomba estallará en el bar.
Ahora son las trece horas dieciséis minutos.
Hay gente todavía a tiempo de entrar.
Y a tiempo de salir.
*
El terrorista ya ha cruzado la calle.
Esta distancia le libra del mal.
¡Y que imaginen!, como en las películas.
*
Ella entra: una mujer con un chaquetón amarillo.
Él sale: un hombre con gafas oscuras.
Ellos charlan: muchachos con jeans.
Las trece horas diecisiete minutos cuatro segundos.
El más bajito tiene suerte y se sube a su vespino,
en cambio el más alto entra.
*
Las trece horas diecisiete minutos cuarenta segundos.
Ella avanza con una cinta verde en el pelo: una muchacha.
Pero un autobús pasa y la tapa.
Las trece horas dieciocho minutos.
Ni rastro de la muchacha.
Quizá haya cometido la tontería de entrar, o quizá no,
se sabrá cuando se proceda a sacar los cuerpos en camilla.
*
Las trece horas diecinueve minutos.
Misteriosamente nadie entra.
En cambio, aún sale un tipo gordo y calvo.
Camina, parece buscar algo en los bolsillos y
diez segundos antes de las trece horas veinte minutos
vuelve a por sus malditos guantes.
*
Son las trece horas veinte minutos.
El tiempo: ¡cómo se alarga!
Ahora, quizá.
No, todavía no.
Ahora sí.
Ella estalla: la bomba.

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