16 diciembre 2006

O. Henry

Cartas a su hija Margaret
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Toledo (Ohio), 1 de Octubre de 1900
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Querida Margaret:
Recibí tu muy amable y larga carta hace muchos días. Celebro mucho tener noticias tuyas y siento infinitamente saber que te han hecho tanto daño en un dedo. No te culpo por ello, porque no ibas a adivinar que ese malvado perro iba a darte un mordisco. Confío en que te cures pronto y te quede el dedo bien.
Estoy aprendiendo a tocar la mandolina. Tenemos que procurarte una guitarra y así tocaremos muchos duetos juntos cuando yo vuelva a casa, que seguramente será para el verano próximo, y puede que antes.
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Me escribes la carta más bonita que puede escribir una niña pequeña (y una mayor también). Tus cartas son tan claras como si estuvieran en letra de imprenta. La próxima vez que me escribas dime si tu escuela está lejos y si vas sola o no.
Ando muy ocupado escribiendo para periódicos y revistas de todo el país, así que nunca tengo tiempo para ir casa, pero procuraré hacerlo el invierno que viene. Si no, iré con toda certeza en verano y entonces tendrás alguien en quien mandar y con quien salir de paseo.
Escríbeme siempre que tengas tiempo, porque siempre estoy esperando carta tuya y me alegro mucho cuando la recibo. Cuando vayas por la calle ten mucho cuidado de no ofrecer golosinas a perros que no conozcas y de no acariciar la cabeza de los lagartos, y de no dar la mano a los gatos que no te hayan sido presentados, y de no tocar los hocicos de los caballos de los tranvías eléctricos.
Espero que estés bien y se te cure el dedo pronto, sabes que te quiere como siempre,
Papá
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Mi querida Margaret:
Aquí hace tiempo de verano, y las abejas están en flor, y las flores cantan, y los pájaros elaboran miel, y no hemos comenzado la temporada de pesca. Pero sólo falta un mes para julio, y entonces pescaremos, quiérase o no. Creo que debieras escribirme contándome esa inundación que hubo en Pittsburgh hace poco, y diciéndome si llegó hasta donde vives, o no. No hablas nada de la Pascua, ni de los huevos de conejito, aunque supongo que ahora ya sabrás que los huevos nacen de las plantas y no los ponen los conejos.
Me agradaría tener noticias tuyas más a menudo. Hace más de un mes que no me escribes. Escríbeme pronto y dime como estás, y cuando os dan las vacaciones, porque todos queremos tenerlas en julio para divertirnos.
A fines de semana te mandaré algo que te gustará. ¿A que no adivinas lo que es?
Con todo cariño,
Papá
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No suficientemente conocido y apreciado por estas latitudes y en esta época, O. Henry es, sin embargo, referencia obligada para los que amamos los cuentos breves, en los que fue un maestro. El "final a lo O.Henry" es sinónimo de "final sorpresa", de una última línea que da la vuelta a todo el relato, o que lo cierra de una forma sorpresiva. Y su correspondencia, sin llegar a la irónica desfachatez de la de Groucho Marx, es un prodigio de cómica y tierna inteligencia.
Algo más, parafraseando a Fractal para cual :)

6 comentarios:

fractal dijo...

No se te olvida nada, eh! Bravo! Así podemos conversar en continuo, o, como te gusta decir a ti, comunicarnos.

Hablo en voz alta: la dificil definición de cuento queda bastante acotada con los conceptos de Borges: relato breve en cuyo final acecha una sorpresa que desvela otra historia paralela oculta. Para él, que fue un maestro, el proceso de escritura de un cuento tiene algo de mecánico; para el resto de aprendices es muy dificl conseguirlo.
Según García Marquez, el cuento no puede perder su intesidad en ningún instante, por eso suele ser breve.
Cuento y poesía son, a mi modo de entender, escritura en esencia.

Las cartas de O. Henry tiernas y desoladoras; cuan idiotas somos los mayores al pensar que los niños se conforman con cualquier excusa!


GRACIAS!

fractal dijo...

(donde escirbí hablo en voz alta, quería decir pienso en voz alta...
...no quería gritar, para nada)

Trenzas dijo...

¡Ah bueno! si gritas un poco igual no hace falta ni escribir; te oiré :DD
No sé si has leído hasta el final el artículo de Wikipedia. Borges era un gran admirador de O.Henry. Hay que recordar que este hombre murió en 1910. Ahora ya está muy arraigado y estudiado el cuento breve y los finales sorpresa, pero no era tan común cuando él empezó su carrera literaria, si exceptuamos a Poe, que, por otra parte, tenía un estilo muy diferente.
Tienes razón; la poesía también es un cuento extractado. Un relato que elude para intensificar. Ahí abajo, en Szymborska, hay un ejemplo excelente. Palabras comunes y corrientes para definir una tragedia que nos cuenta casi desapasionadamente, salvo por el señor gordo que entra a buscar "sus malditos guantes"
Y claro, cuenta, y mucho, la percepción que cada lector tiene de aquello que lee, casi siempre condicionado por sus anteriores lecturas y sus gustos personales.
¿Me he perdido..? :)
Bueno, pues me voy a trabajar un rato, a ver si me encuentro.
Abrazos y cariños

fractal dijo...

Sí, sí, he leído el artículo hasta el final. Muy bueno. No conocía la admiración de Borges por este escritor.
Borges se anticipó a tantos conceptos!!! Fue un grande, inmenso!

El poema de Szymborska es un cálculo. La precisión con que marca la cadencia del suceso nos mantiene en tensión hasta el final.
Poesía fría en apariencia, consigue provocar una inquietud enorme. A mi tb me lamó la atención el "maldito"


Bye, no te pierdas!

Trenzas dijo...

No, no; siempre consigo llegar al trabajo, aunque sea preguntando a un guardia ;)
Szymborska: no sabíamos nada de ella, hasta su Nobel del 96. Compré una recopilación de sus poemas en cuanto salió el libro, más por curiosidad que por nada y me enganchó desde el primer momento. Supongo que cada uno de nosotros, lectores, conectamos de manera distinta con los poetas, aunque estemos de acuerdo en su calidad.
A mí, "esos malditos guantes" me dieron la dimensión de la tragedia. La línea finísima que separa la vida y la muerte; los malditos guantes que hemos olvidado, por ejemplo. El azar; los dados rodando sobre el tapete.
Y pensar que eso vale, no sólo cuando hay una bomba a punto de estallar, sino a cada paso que damos en la vida.
Y lo que viene a continuación es no detenerse y seguir viviendo.
Porque "ella estalla" alguna vez para cada uno de nosotros, aunque no sea, precisamente, una bomba.
En finsss...!
He encontardo un Murakami en las estanterías. Te cuento más arriba.

fractal dijo...

Me suena... el estallido...
Cuando algo estalla es una bomba, tenga la apariencia que tenga.


Trenzas, cuelgo por unos días mis paseos internáuticos. Obligaciones familiares y logísticas me reclaman mínimamente.
Hago un pequeño break... si puedo resistir la tentación!!!

Un abrazo